En el siglo XIV a.C. en la antigua Aram, hoy Siria, una mujer llamada Raquel dio a luz a su primer hijo, a quien llamó José. Aóos después, cuando nació su segundo hijo, a quien su esposo Jacob llamó Benjamín, Raquel murió en el parto. José y Benjamín quedaron al cuidado de su tía Lea y las concubinas de su padre.
Aunque Jacob tenía otros diez hijos mayores que José, a él lo amaba más, por ser el primer hijo que le había dado su esposa predilecta. Este amor a José lo condujo a un favoritismo que despertó la envidia de los diez hermanos. A su vez, José tenía sueóos en los que aparecía por encima de sus hermanos y aun de su padre. Un día, sus hermanos envidiosos, cansados de los sueóos de José, decidieron deshacerse de él. Rubén, el mayor, lo salvó de la muerte, pero no pudo impedir que lo vendieran a una caravana de mercaderes que se dirigía a Egipto.
Así, en contra de su voluntad, José emigró hacia un país que no conocía. Hoy, al igual que José, miles de personas en todo el mundo emigran por diferentes razones. Algunos buscan progresar, un mejor estilo de vida o la superación de sus hijos, otros emigran sin habérselo propuesto. Con frecuencia nos enteramos del éxodo de multitudes desplazadas por la guerra, la persecución política, el miedo a la delincuencia, el hambre. Si pudiera elegir, la mayoría se quedaría en su tierra amada, pero las circunstancias los obligan a emigrar para sobrevivir.
José en tierra extranjera
Cuando José llegó a Egipto, Potifar, un oficial del faraón, lo compró y lo llevó a servir en su casa. La Biblia dice de esta relación amo-esclavo: “Halló José gracia en sus ojos, y le servía; y él le hizo mayordomo de su casa y entregó en su poder todo lo que tenía” (Génesis 39:4). Estas palabras son muy alentadoras para los inmigrantes, porque indican que a pesar de ser José un extranjero, inmigrante y esclavo, alcanzó la posición más alta en la hacienda de Potifar.
¿Cómo logró José esto en tan poco tiempo? Moisés nos da dos claves. Primero, dice que “halló gracia”, otras versiones dicen que “se ganó la simpatía” (Dios habla hoy). En otras palabras, a Potifar le agradó la actitud de José. No imagino a José quejándose de su condición de esclavo ni deprimido a causa de la nostalgia. Al contrario, Potifar advirtió que José tenía una mejor disposición que la de sus otros siervos. La segunda clave del éxito de José fue su espíritu de servicio.
Estas actitudes, la disposición y el servicio, son factores de éxito. Pero José tenía más virtudes.
José se hizo bilingüe
La Biblia no dice cómo lo logró, pero José aprendió a hablar y escribir el idioma egipcio. Si Potifar lo hizo mayordomo de su casa y le entregó todo lo que poseía, fue porque José podía administrar sus bienes y dirigir a los demás siervos. Además, sabemos que José podía comunicarse bien, porque la esposa de Potifar “le hablaba cada día” (ver Génesis 39:10).
Según resultados de varios estudios, las personas bilingües tienen ventajas culturales y sociales, mejores oportunidades laborales, puestos de trabajo más altos, y mejores salarios y ganancias. Un estudio reciente reveló que seis de cada diez hispanos hablan inglés en los Estados Unidos. El aprendizaje del idioma del país adonde uno emigra es importante para prosperar.*
José alcanza el éxito
Al igual que muchos inmigrantes en la actualidad, José enfrentó muchos obstáculos, pero los superó. Su primera condición adversa fue la esclavitud, pero pronto llegó a ser el mayordomo y entonces tuvo autoridad sobre los demás siervos. Luego fue encarcelado, víctima de la calumnia de la esposa de Potifar, y ahí también llegó a tener la más alta posición para un reo: administrador de la cárcel. José tuvo solo una oportunidad de salir de la cárcel, y fue para interpretar los sueóos del faraón. Además de ayudarlo a interpretar bien los sueóos del monarca, también Dios le dio sabiduría para aconsejar al faraón respecto a las medidas administrativas necesarias, pues se avecinaban siete aóos de cosechas abundantes seguidos de siete aóos de escasez y hambruna. El faraón fue deslumbrado por su sabiduría, y nombró a José gobernador de Egipto.
José enriqueció a Egipto en la abundancia, y lo salvo del hambre en la escasez.
La fuente de la prosperidad de José
Algo fuera de lo común en José lo capacitaba para sobreponerse a toda adversidad. Los nombres de sus hijos nos dan la clave. “Llamó José el nombre del primogénito, Manasés; porque dijo: Dios me hizo olvidar todo mi trabajo” (Génesis 41:51). Al segundo hijo lo llamó Efraín; porque dijo: “Dios me hizo fructificar en la tierra de mi aflicción” (vers. 52).
José reconoció la fuente de su prosperidad. Tal fuente no fue Potifar, tampoco el faraón; no fue su habilidad para aprender el idioma, ni su sabiduría ni su capacidad intelectual. No, la fuente de la prosperidad de José fue Dios.
José reconoció que su andar por la ruta de la adversidad, sus cambios de fortuna, y su encumbramiento en el poder egipcio fueron providencias de Dios para él y para su familia. Cuando se reencontró con sus hermanos que lo habían vendido miserablemente, José no los culpó sino que dijo: “Dios me envió delante de vosotros” (Génesis 45:7).
José reconoció que nada sucede en este mundo sin que Dios lo permita, y sin que nos conceda en cada circunstancia suficiente gracia y sabiduría para prosperar. Sirvamos al Dios de José, actuemos como lo hizo José, y seremos inmigrantes prósperos.
* http://www.eltiempo.com/estilo-de-vida/educacion/6-de-cada-10-hispanos-hablan-ingles-oson-bilingues/15455478
El autor es ministro cristiano, y escribe desde Portland, Oregon.