¿Ha notado que los precios de los alimentos están aumentando en los supermercados?
Hace cuatro años, los precios de los alimentos aumentaron tan dramáticamente que hubo disturbios en once países, y un total de 22 naciones enfrentan actualmente escasez de alimentos. Según The Economist, que lleva un archivo del índice de los precios de los alimentos desde 1845, estos alcanzaron su nivel más alto en 2007, tras lo cual cayeron a niveles más normales y asequibles. Sin embargo, los precios mundiales de los alimentos han vuelto a ser noticia. De acuerdo con la Organización para la Alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas, los precios mensuales de los alimentos han ido en aumento desde junio de 2010. En los últimos doce meses, los precios del maíz, el trigo y la soya han aumentado un 52 por ciento, un 49 por ciento y un 28 por ciento respectivamente.
Robert Zoellick, presidente del Banco Mundial y ex subsecretario de Estado de los Estados Unidos, advirtió recientemente que los precios mundiales de alimentos están en “niveles peligrosos”. El índice de precios de los alimentos del Banco Mundial aumentó en un quince por ciento entre octubre de 2010 y enero de 2011.
Estos costos crecientes no solo se sienten en los países en desarrollo. De acuerdo con un informe del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, entre agosto de 2010 y el mismo mes de 2011, los precios estadounidenses de la carne vacuna se incrementaron más del diez por ciento, los productos lácteos aumentaron más del nueve por ciento, y los huevos aumentaron un quince por ciento. Gran parte de este aumento de los precios puede atribuirse a las inundaciones en los Estados del centro y la sequía en el suroeste, especialmente en Texas. En un solo día en septiembre de 2011, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos declaró 86 condados como zonas de desastre, a causa de los daños a los cultivos causados por las inclemencias del tiempo.
Razones del aumento
La “financiación” de la comida es otra razón por la cual los precios han aumentado de manera tan dramática. Una simple comparación de los alimentos que se comercializan en los mercados de futuro con los que no se comercializan allí, demuestra claramente lo que ha hecho con los precios la comercialización a futuro de estos productos. Los alimentos que no estaban abiertos al comercio especulativo de los mercados subieron muy poco en comparación con los que sí lo estaban.
Otra razón para el aumento de los precios de los alimentos radica en la adopción de los biocombustibles como una forma de aliviar las emisiones de dióxido de carbono en la atmósfera, y para ofrecer una alternativa a la dependencia del petróleo. Cerca del cuarenta por ciento de la cosecha de maíz en los Estados Unidos, suficiente como para alimentar a unos 350 millones de personas, está destinada a producir combustible para los automóviles. Cuanto más se dedica la tierra a producir biocombustibles, menos disponible está para la alimentación. Y con los precios del petróleo cada vez más altos, podemos esperar que la demanda de biocombustibles crezca aún más. Luego está el hecho, mencionado anteriormente, que las inclemencias climáticas extremas han destruido muchos cultivos que se utilizan para alimentos y biocombustibles.
En un informe del Sydney Morning Herald, el profesor Julian Cribb, profesor adjunto de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Tecnología de Sydney, Australia, dijo que “el gran reto de la humanidad en las próximas décadas no es el cambio climático, sino cómo se puede cultivar alimentos para atender la demanda de la gente… A menos que haya una guerra mundial o una gran catástrofe, habrá más de nueve mil millones de personas en el mundo en 2050, pero que, de acuerdo a los niveles de nutrición de hoy en día, ingerirán comida como si fueran trece mil millones”.
Por lo tanto, es fácil imaginar lo que podría producir una escasez de alimentos. Los disturbios y revueltas sociales en Egipto, Túnez, Libia y en otros países del Medio Oriente, nos dan una idea de lo que puede suceder.
Lo que dice la Biblia
Sin embargo, esta situación ha sido pronosticada: La Biblia presenta la escena de una hambruna generalizada que está representada simbólicamente por una balanza en la mano de un jinete sobre un caballo, que declara: “Dos libras de trigo por un denario, y seis libras de cebada por un denario; pero no dañes el aceite ni el vino "(Apocalipsis 6:6).
La balanza sugiere que será necesario el racionamiento riguroso en el uso de los pocos alimentos que se puedan comprar con el salario de un día. La extensión mundial de la crisis también está sugerida por la mención de que “una cuarta parte de la tierra” será destruida por la “espada”, el “hambre” y la “mortandad” (vers. 8).
Nadie puede decir con seguridad qué significa esto exactamente, pero al hablar de los días previos a su regreso, Jesús dijo claramente que “habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores” (S. Mateo 24:7, 8).
A pesar de que los gobiernos y la comunidad internacional están tratando de resolver los problemas alimentarios del mundo, millones de personas aún sufren de desnutrición, muchos de ellos hasta el punto de la inanición. El problema del hambre es particularmente agudo en muchos países en desarrollo, donde el aumento de la población es muy superior a cualquier incremento en la producción de alimentos y a la posibilidad de obtenerlos.
El final del presente orden ocurrirá cuando Jesucristo regrese a la tierra por segunda vez. Su regreso pondrá fin a la perversidad humana y al sufrimiento, y restablecerá la paz y la justicia. El hecho de que estamos viviendo una intensificación sin precedentes de desastres como sequías y hambrunas, con la consecuente escasez de alimentos que amenazan la supervivencia de la humanidad, es una clara señal para los creyentes de que el regreso de Jesucristo es inminente.
La pregunta es, ¿estamos preparados?
Hechos y cifras
- La población mundial se incrementará en un 34 por ciento de aquí a 2050.
- Se espera que para 2050 aumente en un 70 por ciento la demanda mundial de alimentos.
- Si todo el mundo comiera en la misma proporción que los norteamericanos y otros países desarrollados, necesitaremos varios planetas como el nuestro para alimentar a todos los habitantes.
- Se pierden alrededor de un tercio de los alimentos que se producen.
El autor es pastor cristiano, y escribe desde Sydney, Australia.