Un hombre estaba muy enfermo. Uno de sus amigos lo fue a visitar y le dijo: “¡Amigo, tengo buenas noticias para ti! Hace tiempo estuve aquejado por la misma enfermedad que padeces, pero ahora estoy bien. Conozco a un médico que puede sanarte; él me curó a mí”.
El enfermo le creyó a su amigo, y acudió al médico que le recomendó. Este lo examinó y le informó que su enfermedad era muy agresiva, pero también le dijo: “No se preocupe. He tratado muchos casos semejantes. Si toma el remedio que le daré, pronto sanará. Este es el medicamento que debe tomar”.
El paciente salió del consultorio con la certeza de que llevaba en sus manos el remedio para su enfermedad, pero lo guardó en vez de usarlo. Pocos días después falleció, y este fue su epitafio:
“Acudió al mejor médico de su pueblo, tuvo en sus manos la mejor medicina, pero nunca la tomó”.
Algo semejante les sucede a las personas que tienen un ejemplar de la Biblia, pero no reciben sus beneficios porque no dedican tiempo a estudiarla y seguir sus indicaciones. La Santa Biblia no es un libro común. En ella encontramos los satisfactores para las necesidades emocionales y espirituales de toda criatura humana. Estos son cinco beneficios de la Palabra de Dios:
1 Revela a Jesús. Toda la Biblia revela a Jesús. El Antiguo Testamento se refiere a él. él mismo lo citó al hablar con unos discípulos: “Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían” (S. Lucas 24:27). En el Nuevo Testamento se afirma que quien conoce a Jesús tiene salvación: “En ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12). Se declara que él concede vida eterna: “Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (S. Juan 17:3). San Pedro dijo a su Maestro: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” (S. Juan 6:68), y San Juan escribió: “El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” (1 Juan 5:12).
Si deseas saber quién es Jesús y lo que puede hacer por ti, búscalo en las Sagradas Escrituras.
2 Vivifica espiritualmente. Jesús dijo que sus palabras imparten vida: “El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida” (S. Juan 6:63).
No hay otro libro que pueda generar nuevos pensamientos, un nuevo corazón, y una nueva vida como la Biblia. Digamos con el salmista: “Vivifícame según tu palabra” (Salmo 119:25).
3 Instruye respecto al plan de salvación. San Pablo escribió a su amigo Timoteo: “Desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús” (2 Timoteo 3:15). Esto se aplica a cualquier lector de la Escritura. Otros libros te dan información y entretenimiento, solo la Palabra de Dios te hace sabio para la salvación.
4 Imparte sabiduría y entendimiento para tomar mejores decisiones. Bajo la dirección del Espíritu Santo, el apóstol Santiago escribió que quien necesite sabiduría que se la pida a Dios, y él la dará abundantemente (Santiago 1:5). Obtendrán buen juicio y entendimiento aquellos que guardan sus mandamientos (ver Salmo 111:10; 119:9, 11, 66; Proverbios 2; 2 Timoteo 3:16).
Las personas y familias que leen cada día la Palabra de Dios se vuelven maduras y felices.
5 Proporciona el alimento para el crecimiento de la vida espiritual. Si dejaras de comer te debilitarías y con el tiempo perderías la vida. Así le ocurre a quien no se alimenta de la Palabra de Dios. Se debilita, se enferma y muere espiritualmente. Por eso el apóstol Pedro aconseja: “Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación” (1 Pedro 2:2). Si queremos que nuestra fe crezca, estudiemos y practiquemos la Palabra de Dios (Romanos 10:17).
El mejor Médico y la mejor medicina
La Escritura te presenta a Jesús como el Salvador del pecado y de la muerte. Por medio de su estudio tu vida espiritual puede ser regenerada, tu alma puede ser purificada y tu corazón ennoblecido. Si deseas ser ferviente, reflexivo y piadoso, lee la Biblia todos los días a solas y con tu familia.
El pecado es una enfermedad del alma, pero no tienes que morir espiritualmente, pues a tu alcance se halla el mejor Médico, Jesucristo, y la mejor medicina, la Santa Biblia. Si tienes un ejemplar de la Biblia, no lo abandones en un rincón de tu casa. Léela cada día, a solas y en familia; sigue sus instrucciones y sé feliz.
El autor es ministro cristiano y consejero familiar. Escribe desde Nueva Jersey.