¡Ha llegado el momento de aprender y enseñar a nuestras hijas, vecinas y hermanas que nuestro futuro está en las manos del Todopoderoso!
¡Un nuevo Día Internacional de la Mujer! Cada año el mundo aparta el 8 de marzo para celebrar los logros de la mujer. Innumerables conferencias y festividades se realizan con el afán de crear conciencia acerca de los desafíos que enfrentan las mujeres en la sociedad, la educación, el mundo laboral y la familia.
Organizaciones como las Naciones Unidas y su división para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), el Centro de Estadísticas Laborales de los Estados Unidos de Norteamérica, la Organización Mundial de la Salud y otras más recopilan información o datos adquiridos mediante extensos estudios sociales e investigaciones científicas. Todos están destinados a destacar los logros y también las dificultades de millones de mujeres en muchos lugares del mundo. En medio de este flujo constante de información, le dirijo las siguientes preguntas a la mujer de hoy: ¿Dónde estás? ¿Qué posición ocupas en este mundo tan difícil en el que te ha tocado vivir? ¿Cuál será tu aporte a la sociedad?
El análisis de los datos muestra una triste realidad. A nivel mundial la violencia es la causa primordial de muerte e incapacidad de las mujeres entre 15 y 44 años, aún más que en las guerras. En los conflictos armados actuales, el 90 por ciento de los afectados son civiles, la mayoría mujeres y niños. En el aspecto global y político, solo el 17 por ciento de los parlamentarios son mujeres. De toda la ayuda internacional destinada al desarrollo, un simple 3,8 por ciento ha sido destinado a la igualdad de género.1 Según las estadísticas de mortalidad materna durante 2007, el 99 por ciento de estas muertes ocurre en países subdesarrollados, con un promedio de una muerte por minuto. Durante 2014, catorce millones de niñas, algunas de apenas ocho años de edad, fueron inducidas al matrimonio. Se estima que 1,2 millones de niños forman parte del tráfico de esclavos cada año. En todo el mundo, más de 130 millones de mujeres sufren la mutilación de sus genitales.2
Puede ser que así como muchas otras, te hayas acostumbrado a que tu entorno dicte las pautas de comportamiento y trace el sendero por el que caminas. Quizás a estas alturas de tu vida aún sigues esperando la aprobación de quienes te rodean. O, por el contrario, puede que estés marcada por el remordimiento, la culpa y la desesperación a causa de los intentos fallidos por cambiar el rumbo de tu vida o escalar nuevas alturas. Si te encuentras en alguna de las categorías mencionadas, te aseguro que no estás sola. Más y más mujeres en diferentes partes del mundo están gritando a viva voz: “¡Basta ya! ¡No más discriminación, odio, abuso o humillación!” Millones de mujeres, como tú, han descubierto la belleza de reconocerse y aceptarse como legítimas hijas de Dios, ¡herederas de su gracia por creación y por redención! Un Dios bueno nos dice mediante su Palabra escrita que somos la corona de la creación, y que fuimos dotadas de características y dones únicos que reflejan su gloriosa imagen.
Por lo tanto, comprende ya que esta es la carta de presentación que debes utilizar como brújula de tu vida. Alza tu mirada al cielo, observa a tu alrededor y descubre los recursos que tienes a tu disposición. Aunque fuesen pocos, te aseguro que pueden servir de base para construir un mejor futuro. ¿Qué habilidades o talentos tienes? ¿Cuál es tu pasión en la vida? Pero no debes buscar la respuesta a estas preguntas en el ejemplo de los demás. Ni siquiera debes centrar tus esperanzas en gobiernos, sistemas religiosos, renombrados políticos u organizaciones sociales que, aunque en su mayoría tienen buenas intenciones para promover el bienestar y el avance de la mujer en la sociedad, carecen de la autoridad y poder necesarios para superar y eliminar las barreras y el mal inherente en el ser humano causantes de tanta miseria. Por el contrario, refúgiate en Jesús y pídele que su Espíritu Santo ilumine tu mente para que puedas conocer el propósito de tu existencia. Ruégale que purifique tu alma y llene tu ser de nueva fuerza para cumplir ese propósito. Solo Cristo, el Creador y Redentor, tiene el poder de hacer todas las cosas nuevas. Él desea cambiar tu corazón y darte una vida nueva con frutos de excelencia.
Ahora que entiendes quién eres y que el Ángel de Jehová ha prometido estar a tu lado si se lo permites, las estadísticas acerca de la mujer pierden parte de su relevancia. Lo primordial no es fijarse en los porcentajes de la capacidad laboral de las mujeres, en la cantidad de hogares manejados y sostenidos por ellas, en la discriminación rampante en algunos sectores en su contra, y ni siquiera en el abuso y maltrato cotidiano contra miles de mujeres. Es imperativo que tus esfuerzos, sueños y energías sean encaminados a superarte y descubrir el potencial que llevas escondido en tu interior. Jesús, tu hermoso Salvador te dice: “Levántate, resplandece, porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti” (Isaías 60:1).
Es tiempo de dejar de depender de factores externos para promover cambios sociales destinados a mejorar la condición de la mujer en la sociedad. Es hora de que las mujeres nos responsabilicemos por lo que nos atañe y corresponde. ¡Ha llegado el momento de aprender y enseñar a nuestras hijas, vecinas y hermanas que nuestro futuro está en las manos del Todopoderoso! Que este Día Internacional de la Mujer sea un nuevo comienzo para ti. Tu Padre celestial continúa extendiéndote la tierna y amorosa invitación de gracia que traerá sentido, rumbo, paz y orden a tu vida.
La autora es escritora. Colabora con El Centinela desde Orlando, Florida.