Un artículo publicado en 2009 en el número de febrero de US. News titulado “Diez hábitos que lo ayudarán a vivir hasta los cien”, captó la atención de muchos lectores. El tema de este artículo en realidad se remonta al origen mismo de la historia. A lo largo de los siglos, los seres humanos han participado en una búsqueda incesante de la longevidad. El artículo mencionado declaró que nuestro estilo de vida es un factor más importante que nuestros genes cuando se trata de cómo envejecemos. Cita un estudio publicado en el British Journal of Medicine, que muestra cómo podemos reducir nuestro riesgo de sufrir un derrame por medio de cuatro hábitos clave: hacer ejercicios durante treinta minutos cada día, comer cinco porciones de frutas y vegetales todos los días, no fumar ni beber alcohol.
Uno de los diez hábitos resultó de interés particular para los miembros de una iglesia cristiana específica. El octavo hábito era “vivir como un adventista del séptimo día”. El autor describía lo que significa vivir como un adventista del séptimo día: “Los norteamericanos que se definen a sí mismos como adventistas del séptimo día tienen una expectación de vida promedio de 89 años, alrededor de una década más que el norteamericano promedio. Uno de los valores básicos de esta religión es la importancia de cuidar el cuerpo que nos ha sido prestado por Dios; esto significa no fumar, no tomar alcohol ni comer demasiados dulces. Los creyentes siguen fundamentalmente una dieta vegetariana basada en frutas, vegetales, legumbres y nueces, y hacen bastante ejercicio. También se concentran mucho en la familia y la comunidad”.
Repasemos esta descripción de los adventistas de parte de esta revista secular. Nuestro cuerpo es un préstamo de Dios; esto responde a la instrucción bíblica que se encuentra en 1 Corintios 6:19, 20: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”.
Vale la pena tomar en cuenta este principio. La Biblia nos enseña que somos mayordomos de nuestro cuerpo, el cual nos ha sido dado por el Creador del universo. El rechazo de sustancias dañinas como el tabaco y el alcohol, sumado a una dieta mayormente vegetariana, el amor al ejercicio y la atención a la familia y la comunidad componen un mensaje que merece ser compartido.
¿Por qué los adventistas cuidan su salud?
La respuesta tiene sus raíces en el comienzo, cuando fuimos creados para vivir para siempre. En Génesis 1:29, Dios dijo: “He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer”. La escritora adventista Elena G. de White reafirma la dieta bíblica en su libro Ministerio de curación, y recuerda a sus lectores que nuestro Creador eligió una dieta de granos, frutas, vegetales y nueces para nosotros.
La Biblia tiene varios pasajes que establecen una asociación entre la dieta y la salud. Un relato favorito es el de Daniel y sus amigos cautivos en Babilonia. El relato cuenta la experiencia de cuatro jóvenes hebreos que rechazaron los manjares de la mesa del rey y pidieron que les dieran legumbres y agua. Al cabo de diez días fueron examinados física y mentalmente, y su condición era superior a la de sus compañeros de exilio (ver el relato en Daniel 1).
El mensaje de la Biblia no debe ser presentado como una serie de prohibiciones: no hagas esto, no comas carne, no fumes, no hagas aquello. Esta es una táctica equivocada. El mensaje de salud basado en la Biblia es un tesoro que debe compartirse.
El artículo de fondo de la revista National Geographic de noviembre 2005 se tituló “Los secretos de la longevidad”. En este artículo nuevamente figuró de manera prominente la comunidad de miembros de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. El artículo destaca la comunidad mayormente adventista de Loma Linda, California como una de tres Zonas Azules en el mundo y la única en Norteamérica, donde una proporción importante de la población vive hasta los cien años de edad o más. El autor señala que la Zona Azul de Loma Linda es única por su cultura religiosa que se enfoca en un estilo de vida saludable y la observancia del sábado como día de reposo. Describe la observancia del sábado como una “desconexión” con el resto de la semana, un periodo de tiempo para la familia y la renovación física y espiritual.
La ciencia está confirmando las enseñanzas de la Iglesia Adventista sobre la salud. Hace poco más de un siglo, cuando los médicos recetaban a sus pacientes que fumaran, los adventistas hablaban contra el tabaco. Cuando los líderes de salud en el área de nutrición hablaban contra la alimentación vegetariana, los adventistas insistieron que ésta era la mejor dieta. Hoy sabemos que el tabaco mata. Los científicos también reconocen que una dieta basada en plantas prolonga la vida, mejora la salud y disminuye el riesgo de contraer la mayoría de las enfermedades crónicas que afligen a nuestra sociedad hoy día. El documental Forks over Knives [Tenedores sobre cuchillos] describe un interesante estudio hecho en Noruega que muestra que cuando los nazis ocuparon el país, les quitaron la carne a los noruegos para dársela a sus tropas. Durante los años de la ocupación nazi, las enfermedades cardiacas en Noruega disminuyeron dramáticamente. Cuando los nazis se fueron, y la carne volvió a consumirse regularmente, las enfermedades cardiacas ascendieron al nivel previo a la ocupación.
Un secreto que no debe ser secreto
El famoso Adventist Health Study [Estudio Adventista de la Salud], comisionado por el gobierno estadounidense, demostró que los adventistas viven más que los no adventistas. Los investigadores de la Universidad Loma Linda encontraron que hay cinco hábitos que los adventistas han impulsado durante más de cien años que prolongan su vida unos diez años por encima del promedio. Estos hábitos son:
- El ejercicio regular.
- Comer una dieta basada en plantas
- Comer porciones pequeñas de nueces regularmente
- Mantener un peso corporal normal
- No fumar
Otros hallazgos importantes del Estudio Adventista de la Salud muestra que entre los adventistas que son vegetarianos, llevar una dieta vegetariana produjo un aumento en expectación de vida conectado con una incidencia menor de las enfermedades crónicas más comunes: los derrames cerebrales, las enfermedades cardiacas y la diabetes. Imagine el ahorro en los costos de los servicios de salud y el aumento en la calidad de vida que la sociedad experimentaría si siguiéramos el estilo de vida saludable promulgado por la Iglesia Adventista.
Los adventistas no compartimos estos datos para hace una distinción respecto de otras comunidades. Tampoco lo hacemos para alimentar nuestro orgullo o defender nuestra identidad. Lo que deseamos es beneficiar a cuantas personas podamos con esta información que puede mejorar tanto su salud. Queremos que nuestros hijos, las nuevas generaciones, hereden estos beneficios importantes para su salud. La Palabra de Dios expresa el deseo del mismo Creador en la tercera epístola del apóstol Juan: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma” (3 Juan 2).
En un artículo anterior les advertí a los latinos en los Estados Unidos que no debieran abandonar los beneficios contenidos en la dieta tradicional de nuestros países. Estos son aportes culturales que los inmigrantes traen a este país. Los adventistas del séptimo día también tienen una herencia importante en el área de la salud que debe ser compartida. Los extraordinarios beneficios de un estilo de vida saludable, aunado a una vida de fe, no deben ser un secreto guardado por unos pocos, sino que deben ser compartidos con amor y compasión.
Referencias accesibles en Internet (inglés)