En los últimos años este refrán se ha vuelto muy popular: “Creo en Dios, pero no quiero saber nada de la iglesia”. Hay un movimiento, especialmente entre los jóvenes, que considera la iglesia como algo anticuado, desconectado de la realidad, obsoleto. La alergia eclesiástica de algunas se debe a ciertos cristianos bien intencionados que han proyectado una imagen de Dios que no es real ni bíblica.
En el siguiente pasaje bíblico hay dos principios inamovibles. “El Señor le dijo a Moisés: . . .Haz que los israelitas me construyan un santuario para que yo habite en medio de ellos. Deberán construir el tabernáculo y su mobiliario exactamente según el modelo que te mostraré” (éxodo 25:1, 8, 9, NTV).1
1 El propósito principal del Santuario era encontrarse con Dios.
2 Las instrucciones exactas para el Santuario y sus servicios dependían de lo que Dios decía, no de las ideas humanas.
Cuando la iglesia funciona bien, tiene esas mismas características. No se trata de formalismo religioso basado en tradiciones, sino de un encuentro con el Dios Todopoderoso. La iglesia se basa en principios, doctrinas y autoridad de origen divino, no en opiniones y preferencias humanas. Si pudiéramos entender la importancia y los beneficios de asistir a la iglesia, muchas más personas lo tomarían en serio.
Yo dejé de asistir a la iglesia por un tiempo, pero volví. Ahora quiero compartir contigo algunas razones por las que le di otra oportunidad a la iglesia, y por las que tú deberías pensar en hacer lo mismo si es que ya no asistes.
1 Amigos para toda la vida. Fue en la iglesia donde fui herido. Es cierto. Pero también es cierto que en la iglesia encontré amigos que permanecen conmigo hasta el día de hoy. Amigos que me darían uno de sus riñones si fuere necesario. Amigos que arriesgaron su empleo para que yo pudiera conservar el mío. Amigos que me escuchan. Amigos que me aman. Amigos que me apoyan. Alguien dijo que no se puede aprender a nadar sin correr el riesgo de ahogarse. Las relaciones humanas son realmente difíciles. Pero cuando encuentras un buen amigo, vale la pena haber corrido el riesgo de amar.
2 Salud. El New York Times publicó un reporte en el que se encontró que ir a la iglesia “fortalece el sistema inmunitario y baja la presión arterial. Puede añadir de dos a tres años a tu vida”.2 Las personas que van a la iglesia dicen tener una mejor vida sexual en su matrimonio. Las que toman en serio su espiritualidad practican la oración, y la oración tiene la capacidad de ayudarte a bajar el estrés al apartarte de los trajines del mundo para concentrarte en Dios. En la iglesia donde tengo el honor de ser un feligrés, la Iglesia Adventista del Séptimo Día, sus miembros viven hasta siete años más que la población en general.3
3 Valores. La iglesia enseña valores bíblicos: amor, aceptación, perdón, arrepentimiento y conexión con otras personas que no son como tú. Se trata de valores personales positivos, los que yo deseo que mis hijos tengan. Una de mis mayores satisfacciones es ver a mis hijos tomar decisiones positivas basados en los principios que aprendieron en esta iglesia. El mundo es mejor cuando seguimos los principios del Maestro y no pagamos ojo por ojo. Ojo por ojo, al final, deja a todo el mundo ciego. En un mundo donde cada vez más prevalecen la violencia y el odio, la iglesia me ayudó a experimentar la paz y a trabajar por la paz.
4 Esperanza. Hay dos maneras de ver la vida. Una es sin Dios en el centro y otra con él como el Arquitecto divino. En las dos opciones hay sufrimiento. En las dos las personas mueren de cáncer, pierden el trabajo y a su familia. Pero solo una provee esperanza. No puedo concebir una vida en la que uno nace, sufre, muere y ahí se acabó todo. Aunque no entiendo todo lo que pasa, la iglesia me ayuda a ver las cosas desde la perspectiva de la esperanza, me enseña a no enarbolar la bandera blanca ni quitarme la vida cuando me golpee el sufrimiento. Vivir con esperanza hace la diferencia.
5 Conversión. La iglesia nos señala a Cristo, y Cristo nos convierte. Conversión es la experiencia en la que Dios saca a una persona de la autodestrucción y le da el poder y la gracia para experimentar el cambio que solo él puede proveer. La mayoría de las personas que asisten a la iglesia tienen un estilo de vida más saludable que el resto. Comen mejor. No abusan de drogas o alcohol, y si caen en esta tentación, saben que ese no es el plan de Dios. Una persona convertida perdona, no guarda rencor, y por ello vive feliz. Guardar rencor es como tomarse el veneno y esperar que la rata se muera. La iglesia nos enseña a vivir en plenitud.
Toma un momento para analizar la dirección de tu vida y de tu familia. No juzgues a Dios por causa de algunos feligreses poco amables. Ellos, como tú, son personas quebrantadas y pecadoras que también necesitan de Dios. Te recomiendo que consideres lo siguiente:
1 Cuerpo y cabeza, no uno u otro. Decir que estás bien con Dios, pero no quieres saber de la iglesia es inadmisible. La Biblia, inspirada por ese Dios que le dio las instrucciones a Moisés, dice que Jesús es la cabeza de la iglesia. No se puede separar la cabeza del cuerpo, que es la iglesia. Yo no iría a la casa de mis futuros suegros a decirles que quiero casarme con su hija, pero que solo me voy a llevar su cabeza y que ellos se queden con el cuerpo. Todo es una unidad. 2 Busca una iglesia saludable. No todos los restaurantes son limpios. Si comes en uno y sufres problemas digestivos, no dices: “¡Los restaurantes son malos, nunca voy a salir a comer otra vez!” No, buscas otro restaurante, porque salir a comer es placentero. Busca una iglesia saludable. Si necesitas información, acude en Internet a www.adventistdirectory.org para encontrar una buena iglesia ahí donde vives. Hemos creado la página www.todostenemosvida.com para que encuentres las creencias de la iglesia que acepta lo que la Biblia enseña.
3 Dios no es la gente y la gente no es Dios. Los cristianos quieren ser como Cristo, pero Cristo no es como los cristianos. Cristo es perfecto. Los cristianos no. Cristo nunca te va a fallar. Los cristianos puede que sí. No juzgues a Cristo por sus seguidores. Conócelo a él. Jesús quiere tener una relación contigo y ayudarte a vivir la vida que ha soñado para ti.
Así como Moisés y los israelitas encontraron una comunión más intensa y real con Dios en el desierto, tú también puedes encontrar en la iglesia agua fresca para la sed de tu alma. Te espero este sábado.
El autor es dirigente adventista en el sur de los Estados Unidos, y autor del libro Todos tenemos problemas soluciones, publicado por esta misma casa editorial. Este artículo ha sido adaptado del capítulo 8 del libro.