En la película de ciencia ficción El libro de Elí, con el actor Denzel Washington, un espadachín de una sociedad post apocalíptica recorre un país deshabitado para llevar un libro a la última ciudad funcional. En el transcurso de su viaje, una banda de maleantes intenta quitarle el libro que él protege con su vida. Hacia el fin del filme, el cineasta aprende que el protagonista es ciego, que el libro que él protege es la Biblia, y que en realidad las páginas estaban en blanco, y el contenido de toda la Biblia había sido memorizado por el héroe.
En una de las escenas finales, el líder de los maleantes confiesa que busca obtener la Biblia porque con ella puede obtener un tremendo poder al utilizarla para manipular las masas. Aunque su escepticismo expresa el sentir de algunos, para la gran mayoría de los que leen la Biblia, sus páginas han traído a su vida una fuente de sentido y esperanza.
Con ventas superiores a cualquier otro libro a lo largo de la historia, la popularidad y permanencia histórica de la Biblia demuestran que su mensaje constituye una aportación importante a la experiencia humana. Y aunque su lectura no garantiza la felicidad de cada persona que la emprende, permítanme proponer que los principios que enseña pueden ayudarnos extraordinariamente en nuestra búsqueda instintiva de la felicidad. Lo que sigue a continuación son conceptos muy básicos para un creyente practicante, pero podrían reafirmar nuestra determinación de aprovechar este magnífico recurso.
Lo que la Biblia nos enseña
1. Nos ofrece una identidad. Para muchos que somos inmigrantes, las circunstancias de la adaptación paulatina a otra cultura a menudo nos crean ambivalencias. Compartimos tradiciones y costumbres con personas de nuestro terruño, pero también adquirimos nuevos esquemas propios del país que nos ha acogido. Nuestros hijos tienen aun mayores problemas para decidir quiénes son. Pero más allá de nuestra identidad nacional o cultural, yace el interrogante universal de si nuestra vida tiene un propósito.
Lo primero que hace la Biblia es brindarnos un fundamento para nuestra identidad. El relato bíblico de Génesis nos enseña que la vida en este planeta proviene de un Creador benévolo. Usted y yo podemos remontar nuestra procedencia a una iniciativa divina de crear y poblar el planeta Tierra. Ojalá los judíos y los palestinos, que pelean desde que sus dos naciones brotaron del patriarca Abraham, puedan algún día trazar su origen hasta el jardín primordial y las manos del Creador.
2. Explica nuestra crisis existencial. Somos un manojo de dudas y contradicciones. En cada corazón ruge un conflicto entre el bien y el mal, y no hay texto de ciencia que explique cabalmente nuestra sed y nuestro dolor. La Biblia ofrece una explicación del conflicto en el plano íntimo del corazón y a nivel universal. Dios hizo un mundo perfecto que fue comprometido por la presencia del pecado. El pecado no es otra cosa que el rechazo de Dios y sus principios en el corazón.
3. Nos habla de la justicia. El concepto de la dignidad humana y la justicia en los Diez Mandamientos está a la base de muchas constituciones patrias. Es verdad que la justicia humana tiende a ser imperfecta, pero Jesús enseñó que los que tienen “hambre y sed de justicia” serán saciados.
El proceso de la justificación ofrecida por Dios incluye los pasos de la confesión, el arrepentimiento y la aceptación del perdón de Dios. El fruto de este proceso es la paz. “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Romanos 5:1). No necesitamos otra cosa que acudir a una audiencia con Dios por medio de la oración y manifestar nuestro deseo de ser perdonados y restaurados.
4. Destaca el valor de la familia. La Biblia es el libro de las familias. Comienza con las historias familiares de los patriarcas, los profetas y los reyes, hasta el hogar terrenal de Jesús y su primer milagro en la boda de Caná, y termina con las bodas de Moisés y el Cordero y el banquete celestial (ver S. Juan 2:1-3; Apocalipsis 19:6-10). En la Biblia hay dramas humanos, terribles errores y escenas de horror indescriptible, pero todo ello es evidencia de su veracidad. Jesús reafirmó el valor de la familia bendiciendo niños y elevando a la mujer. Enseñó que el divorcio era un último recurso, y que el matrimonio era una bendición para toda la vida (ver. S. Mateo 19:3-9).
5. Enseña el amor desinteresado. La Biblia nos enseña a reconocer el carácter del amor de Dios en nuestras relaciones. “Dios es amor” (1 Juan 4:8), y el amor es la moneda de su reino. Este amor especial “es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” (1 Corintios 13:4-7).
Este es el amor que Dios ejerció cuando envió a su único Hijo para rescatar a la humanidad (S. Juan 3:16). Este amor es la alternativa divina al egoísmo, la sensualidad y la trivialidad de las relaciones que hoy día pasan por amor. La persona que llega a conocer tal amor, aprende a amar como Dios amó.
6. Inspira preocupación por nuestros semejantes. La Biblia nos enseña a amar a Dios y al prójimo. “Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?” (1 Juan 4:20).
Jesús enseñó que la esencia de los Diez Mandamientos es el amor a Dios y al prójimo (ver S. Mateo 22:37-40). Puede decirse que la cruz de Cristo es el símbolo perfecto del gran mandamiento, con un madero vertical que apunta al cielo, y un madero horizontal que señala a la humanidad que nos rodea.
7. Propone la ética del trabajo y el descanso. Un mensaje social de la Biblia es el valor del trabajo. El mandamiento que estipula la práctica de un día semanal de descanso comienza con la declaración: “Seis días trabajarás” (Éxodo 20:8). También el apóstol Pablo advirtió a los creyentes que esperaban el regreso de Jesús en la ociosidad: “Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma” (2 Tesalonicenses 3:10).
El trabajo requiere naturalmente descanso, y el descanso según la Biblia debe incluir todas las áreas de la vida. El sábado, el único día reconocido como día de reposo en las Escrituras, debía ser no solo una cesación de las actividades regulares, sino una bendición maravillosa para cada creyente. “Si retrajeres del día de reposo [el sábado] tu pie —dice el profeta Isaías—, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso de Jehová… entonces te deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre; porque la boca de Jehová lo ha hablado” (Isaías 58:13-14).
8. Introduce los conceptos de la gracia y el perdón. Quizá no todos aprecian el enorme beneficio humano que podemos derivar de los conceptos bíblicos de la gracia y el perdón. A mi juicio, estos son los dos aportes singulares más valiosos de las Escrituras. La gracia es simplemente la manifestación del amor inmerecido de Dios por sus criaturas. Y no hay terapia humanista capaz de lograr el desahogo emocional y espiritual que se experimenta cuando comprendemos que somos amados por un Padre celestial que se inclina a nosotros para escuchar nuestro clamor y sanar nuestras almas (ver Salmos 40:1-3).
Cuando nos apartamos del camino del amor y la justicia de Dios, caemos en una condición miserable inspirada por la culpa y el dolor de espíritu. La Biblia nos dice: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9).
9. Nos dice que Jesús es el Creador y el Salvador. El mensaje central de la Biblia es el esfuerzo denodado de Dios por rescatar a la humanidad de la enfermedad del pecado. Por eso Jesús es su figura central. Desde Génesis hasta el Apocalipsis, Jesús aparece como el Creador, el Cordero, el Mesías, el Redentor que pronto vendrá. Él vino a “buscar y a salvar lo que se había perdido” (S. Lucas 19:10). Pronto su triunfo en el Calvario culminará en la eliminación del mal de todo el universo y en la reunión de la raza caída con el Dios que la creó.
10. Nos señala que Dios provee vida abundante ahora y por siempre. En 3 Juan 2, Dios nos declara: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma”. Saber que Dios nos ama es el resultado natural de la lectura de las Escrituras. La lectura superficial de la Biblia producirá consecuentemente una comprensión superficial. Cuando la leemos con sed y hambre de la luz del Espíritu que la inspiró, la Palabra de Dios refrescará nuestro corazón, saneará nuestra mente y nos llenará de una esperanza que puede sostenernos ante los mayores percances de la vida.
La premio Nobel chilena Gabriela Mistral describió inigualablemente el efecto de sus páginas sagradas cuando escribió en el margen de su Biblia personal en 1919: “Biblia, libro mío, libro en cualquier tiempo y en cualquier hora, bueno y amigo para el corazón, fuerte, poderoso compañero”.*
El autor es el director de EL CENTINELA.