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El saludo más común en la mayoría de los idiomas es: “¡Buenos días!”, o una frase similar. Lo recibimos de parte de conocidos y desconocidos, en la casa, el mercado y en nuestro lugar de trabajo. Expresa el deseo de que usted u otra persona disfrute de felicidad momentánea, pero, ¿se ha preguntado alguna vez cómo precisamente se tiene un buen día?

He aquí algunas sugerencias:

1. Haga algo que no desea hacer.

Esta categoría es muy amplia y un tanto desafiante. Pero todos los que hemos llegado a la madurez sabemos que no podemos evitar permanentemente hacer lo que no nos agrada. Hacer lo que debemos hacer a pesar de que no nos guste, es uno de los medios más eficaces para la edificación de nuestro carácter. Hay muchas cosas que no deseamos hacer: mostrar amabilidad hacia alguien que no piensa como nosotros, arreglar algo que hemos pospuesto por algún tiempo, arreglar el armario que hemos descuidado, escribir la carta o correo electrónico que ayude a restablecer una relación rota, quizá hacer ejercicios físicos, etc.

2. Haga algo que sí desea hacer.

Sálgase de la rutina y haga algo que hace tiempo deseaba hacer. Cocine su platillo favorito. Dé un paseo por el parque. Converse un poco más con la persona amada. Tome tiempo para descansar. Planifique una vacación. Hay actividades o relaciones que nos producen bienestar o nos infunden sensaciones agradables pero que a veces no practicamos por falta de tiempo, energía u oportunidad. Busque hoy la manera de incluir alguna de éstas en las próximas horas.

3. Mantenga silencio por algunos instantes para orar, leer la Biblia o meditar.

Si por sus circunstancias no puede dedicar mucho tiempo al comienzo del día al estudio devocional, al menos dedique unos momentos a proyectarse hacia Dios por medio de la oración. El gran líder hebreo Moisés escribió una canción que incluía estas sabias palabras: “Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría” (Salmo 90:12). La lectura de la Palabra de Dios tiene un poder considerable para enderezar nuestras actitudes, para revelarnos el plan de Dios para nuestra vida y para llenar nuestra mente de pensamientos positivos (vea el artículo de las páginas 11 y 12).

4. De la manera que fuese, comparta su fe con otro ser humano cada día.

Acérquese, dé una palabra de aliento. Sonría.

El libro de Job contiene una promesa referente a lo que sucede cuando nos volvemos a Dios: “La vida te será más clara que el mediodía; aunque oscureciere, será como la mañana” (Job 11:17). Aunque la declaración de Job se encuentra dentro del discurso de uno de sus amigos, el consejo es válido. Si disponemos nuestro corazón y extendemos nuestras manos hacia Dios (versículo 13), nuestra vida será más clara y luminosa. Entonces nuestro día será en efecto “bueno”, porque nos habremos acercado a Dios y a las criaturas que recorren con nosotros el camino de la vida.


El autor es director de EL CENTINELA.

¡Buenos días!

por Miguel A. Valdivia
  
Tomado de El Centinela®
de Febrero 2010