En tiempos de los nazis, el pastor Martín Niemöller dijo estas palabras:
“Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista. Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío. Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista. Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante. Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada”.1
Los nazis controlaron Alemania y se propusieron conquistar Europa. Fueron vencidos, pero llevaron a la muerte a sesenta millones de personas.
Hay un egoísmo grosero y repulsivo; pero hay otro egoísmo que no lo parece: la indiferencia ante el sufrimiento. Los recluidos en los campos de concentración nazi sufrieron la crueldad hitleriana y la indiferencia de los pueblos libres. Aunque Martín Niemöller se confesó indiferente ante el sufrimiento ajeno, sí protestó ante Hitler, y este mandó poner una bomba en su iglesia y a él lo arrestó. El pastor se estremeció. ¿Quién lo ayudaría si todos en Alemania habían sido silenciados?
El 7 de febrero de 1938, un guardia escoltó al pastor Niemöller hasta el juzgado. Mientras caminaba por los pasadizos subterráneos, pensaba en la suerte que le aguardaba. El rostro del guardia no mostraba expresión alguna, pero al ascender las últimas escaleras, a Niemöller le pareció escuchar un susurro. Al principio no supo de dónde provenía, luego advirtió que el guardia le decía al oído estas palabras: “Torre fuerte es el nombre de Jehová; a él correrá el justo, y será levantado” (Proverbios 18:10).2
El temor de Niemöller se esfumó. Esas palabras lo sostuvieron durante el juicio y su reclusión en un campo de concentración.
Al comienzo de 2017, cuando el mal florece y todos sufrimos sus estragos, haríamos bien en hacer una resolución: amar a Dios y ayudar al prójimo. Tal vez este año el sufrimiento nos afectará. Como ocurrió con el pastor Niemöller, quizá no seamos librados de la aflicción; pero en la Palabra de Dios encontraremos fuerza para soportarla.
El autor es director de El Centinela.