El libro vendió millones de copias y fue convertido en una película. La gente se preguntaba: “¿Será de verdad posible clonar dinosaurios a partir de la sangre dentro de los mosquitos fosilizados que los picaron?”
En realidad, es imposible. Pero muchas personas se hicieron tal pregunta cuando el libro Parque Jurásico, de Michael Crichton fue publicado. El libro estaba repleto de datos “científicos” y teorías, pero en última instancia no eran verídicos.
Pero no importa que los detalles no fuesen exactos. ¿Por qué? Porque Parque Jurásico es una obra ficticia. Una novela. Es un producto de la imaginación basado en suficientes datos como para hacerlo entretenido.
El código de Da Vinci, de Dan Brown, tiene mucho en común con Parque Jurásico. Es una novela. Y mientras que la obra imaginativa de Brown se basa en algunos hechos reales en el arte y la arquitectura, está edificado sobre teorías que han sido descreditadas y rechazadas vez tras vez por historiadores serios.
¿Entonces por qué nos interesan tanto las ideas sugeridas en el libro? Quizá porque apelan directamente a ciertos sentimientos muy fuertes. Nos molestan estas preguntas porque las respuestas nos interesan mucho. Nos preguntamos: “¿Será posible que todo lo que nos ha enseñado sobre Jesús esté equivocado?”
El código de Da Vinci oculta un secreto que amenaza socavar la autoridad de la Iglesia Católica y desacreditar completametne el cristianismo bíblico. Describe una búsqueda de un personaje “mitológico”, María Magdalena, la “esposa” de Jesús, quien lleva su sangre porque llevó el hijo de ambos (una niña a quien llamaron Sara, según Brown).
Examinemos los tres argumentos principales del libro.
Argumento 1
Los registros cristianos primitivos no están de acuerdo con la Biblia.
Una escena clave de la novela es cuando el historiador ficticio Leigh Tebin explica: “Casi todo lo que nuestros padres nos enseñaron sobre Cristo es falso” (p. 235, en inglés). Más tarde, Teabing les muestra a los personajes principales, Sophie Nevue y Robert Langdon, un libro titulado Los evangelios gnósticos repleto de documentos antiguos. “Estas son fotocopias del Nag Hammadi y los Rollos del Mar Muerto. Desafortunadamente, no concuerdan con los Evangelios en la Biblia”.
Esta declaración es problemática, mayormente por sus errores factuales. En primer lugar, los rollos encontrados en Nag Hammadi y en las cuevas del Mar Muerto no son los registros cristianos más antiguos. Los historiadores los han fechado alrededor de 350 d. C. Hay copias de los Evangelios de Lucas y Juan de alrededor de 175 y 224 d. C. De hecho, la evidencia indica que todos los libros en el Nuevo Testamento fueron escritos en el primer siglo, mientras aún vivían los apóstolos o aquellos que los conocieron, y mucho antes de los rollos de Nag Hammadi.
Los Rollos del Mar Muerto en sí no tienen nada que ver con la vida de Jesús. Son copias de textos judíos del Antiguo Testamento, desde antes del nacimiento de Jesús, así que, por supuesto, no “concuerdan” con los Evangelios. Se trata de una investigación histórica bastante descuidada, incluso para una obra de ficción.
Los evangelios gnósticos y apócrifos de la colección de Nag Hammadi incluyen lo que son en realidad novelas religiosas acerca de la vida de Jesús. Algunos de ellos son de interesante lectura, pero representan un Jesús cruel. The Infancy Gospel of Thomas (El evangelio infantil de Tomás) nos cuenta de la niñez de Jesús, incluyendo una ocasión cuando Jesús y sus amigos están jugando sobre el techo de una casa. Uno de ellos cae, se quiebra el cuello y muere; Jesús es culpado de haberlo empujado. En vez de resucitar al niño, Jesús le ordena al muerto que hable para demostrar su inocencia.
¿Serán estos evangelios más exactos que los Evangelios de la Biblia? ¿Qué documento consideraría usted más exacto, una historia de Jorge Washington escrita en 1805 por alquien que lo conoció, o una escrita hoy, 200 años después? Los evangelios gnósticos fueron escritos más o menos con esa diferencia de fecha.
Argumento 2
El emperador romano Constantino y el Concilio de Nicea conspiraron para rehacer al Jesús humano en la forma de una figura divina y destruir las descripciones de Jesús que no estaban de acuerdo con esto.
El historiador ficticio en el libro declara: “Constantino comisionó y pagó por una Biblia nueva, que omitía aquellos evangelios que hablaban de los rasgos humanos de Cristo y enfatizaron aquellos evangelios que lo hacían divino” (p. 234).
En primer lugar, tal revisión es ilógica porque la iglesia había apenas sobrevivido una terrible persecución a manos del emperador Dioclesiano. ¿Por qué los líderes de la iglesia, que habían sido torturados y aprisionados por su fe en Jesús habrían de permitir que el nuevo emperador reescribiera la historia de éste sin protestar? Muchas de sus cartas de protesta contra otros atentados han sobrevivido, pero no hay registros tales respecto de protestas contra Constantino.
En segundo lugar, podemos comparar las copias de Lucas y Juan de 175 d. C. con copias hechas después del Concilio de Nicea. Si hubo una conspiración para cambiar la historia de Jesús, habría evidencias. Pero no existe ninguna. El código Da Vinci afirma que los evangelios fueron cambiados para hacer un dios de Jesús, pero los textos de Juan 1:1-3 de más de 100 años antes del reinado de Constantino, hacen claro que el escritor del Evangelio consideraba que Jesús era Dios.
Argumento 3
Jesús se casó con María Magdalena y tuvieron un hijo.
Para este argumento, El código Da Vinci tiene que depender de “indicios” en las pinturas de Leonardo Da Vinci. Ni siquiera los evangelios gnósticos, aunque son muy creativos en sus narraciones, no presentan a Jesús como un esposo y padre. Uno menciona que Jesús amaba a María. Otro dice que Jesús besó a María, pero pudo haber sido un “ósculo santo” de amistad. Nadie en ningún lugar habla de ellos como marido y mujer.
Lo que el libro hace es señalar hacia pistas en el cuadro “La última cena” de Da Vinci. Según el libro, la figura a la izquierda de Jesús en la pintura no es el discípulo Juan sino María Magdalena, y el cuadro supuestamente los representa de manera muy obvia como una pareja.
He mirado reproducciones del cuadro y no veo una “pareja”. Jesús solo es la figura central. La imagen de Juan es ciertamente más femenina que lo que sería si hubiese sido pintada hoy, pero ese parece haber sido el estilo de Da Vinci, porque otro discípulo joven en el cuadro se lo representa también con un rostro delicado y sin barbas. Para mí es claro que Da Vinci capturó el momento en Juan 13:24 cuando Pedro se inclina para pedirle a Juan que le pregunte a Jesús quién lo traicionará. Busque una copia del cuadro y véa por usted mismo.
El libro apoya una antigua aseveración de los reyes merovingios de que María Magdalena y su bebé eran sus antepasados. Pero esta prueba no es confiable. Los reyes merovingios en otras ocasiones aseguraron ser descendientes de los habitantes de Atlantis y de monstruos marinos.
No hay evidencia alguna de que Jesús se haya casado o haya tenido hijos alguna vez.
El código Da Vinci hace otras declaraciones atrevidas respecto de los orígenes del cristianismo. Algunas, como lo que dice sobre la mezcla de las celebraciones paganas y cristianas de parte de la iglesia romana; por ejemplo, el 25 de diciembre y el nacimiento de Jesús. Pero otras afirmaciones son puros inventos.
Se declara que la presencia de Dios por medio de la shekinah en el santuario hebreo es el equivalente femenino de Yavé, y que el Lugar Santísimo era un lugar de ritos sexuales sagrados. Esto no sólo es incorrecto, sino que es totalmente opuesto a lo que enseña el Antiguo Testamento.
Jehová, en vez de su una pronunciación errada de Yavé, según Brown es una combinación del término masculino “Jah” en hebreo, y el nombre pre-hebreo de Eva, “Java”. Esto es totalmente descabellado.
El priorado de Sion, la sociedad secreta mencionada en el libro, es real. Pero la sociedad y su línea de líderes famosos fue desenmascarada como un fraude hace unos 20 años.
Crear un libro como El código Da Vinci es como contar la historia de la Guerra del Golfo en base a los periódicuchos de la prensa amarilla. Puede que se produzca una entretenida obra de la ficción, pero no sería una fuente confiable de información histórica.
Lo que hace de El código Da Vinci algo peligroso no son sus errores de detalles o de historia. El problema es la filosofía subyacente de que la adoración de una deidad femenina es más real y genuina que el cristianismo. Es la actitud arrogante de personajes “inteligentes y educados” que hacen una mueca y dicen, “cada fe en el mundo se basa en la fabricación”. La idea es que si sabemos los secretos, si tenemos la “información” apropiada, no necesitamos creer en una fuerza externa a nosotros.
En El código Da Vinci, se representa a Jesús como únicamente humano para promover la idea de que no necesitamos un Salvador.
El centro filosófico del libro se revela cuando el historiador Teabing explica que el fin del milenio marcó el fin de la era de Piscis, una era en la que los humanos recibieron la dirección de poderes superiores. “Ahora estamos entrando en la era de Acuario –el portador de agua—cuyos ideales aseguran que el hombre aprenderá la verdad y será capaz de pensar por sí mismo” (p. 268). En última instancia, el secreto de El código Da Vinci no es nuevo en absoluto. Es el mismo secreto susurrado por Satanás en el Jardín del Edén. “Con el conocimiento del bien y el mal, seréis como dioses” (ver Génesis 3:5).
Tome El código Da Vinci como lo que es, una novela, un producto de la imaginación. Y sepa que al igual que en los periódicos de la prensa amarilla, la verdad se sacrifica en aras del sensacionalismo.
A diferencia de los personajes de Dan Brown, no tengo suficiente fe para creer que los seres humanos podemos salvarnos a nosotros mismos. Todavía creo que Jesús, el Hijo de Dios, vino a este mundo a salvarnos.
Jerry Thomas es el director de comunicaciones de las oficinas administrativas de la Iglesia Adventista del Séptimo día para el suroeste de los Estados Unidos, y escribe desde Burleson, Texas.