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Roxana no soportó más y finalmente decidió ir a ver a un terapeuta matrimonial. Hacía un año que se había casado con su “príncipe azul”, y en los últimos seis meses había visto la transformación de su esposo de un “príncipe” a un verdadero “sapo”. Roxana pensó que con el paso de los meses cambiaría, que sus riñas y maltratos se desvanecerían, pero lamentablemente las cosas empeoraron. Tuvo que hacerle frente a las humillaciones de su esposo ante sus amistades y familiares, al abuso verbal que penetraba su corazón, haciéndola sentir una persona sin valor ni dignidad propia. Todo era tan diferente a los primeros meses en que se conocieron. Ella sentía que realmente lo que había recibido era “un amor de hombre común”.

Cuando conoció a quien sería su esposo, Roxana se había sentido valorada y amada. Pensó que él sería la persona con quien compartiría su vida. Sin embargo, hubo varias ocasiones durante los primeros meses de la relación y del noviazgo que se le encendió una “luz roja” en su corazón. Pero simplemente la desechaba como algo pasajero. En esas ocasiones, la razón le decía una cosa mientras su corazón le decía lo contrario. Ahora, las cosas habían llegado a una situación extrema, y decidió ir a ver a un terapeuta matrimonial. Para entonces, Roxana decía: “¡Si tan sólo hubiera sabido antes lo que sé ahora!”

En su libro How to Avoid Marrying a Jerk (Cómo evitar casarse con un necio), el Dr. John Van Epp señala dos cosas que les hacen falta a las parejas que tienen una relación seria. La primera es el “conocimiento intelectual” (head knowledge), y la segunda es el “conocimiento afectivo” (heart knowledge). En la primera carecen de un conocimiento básico de lo que buscan en una persona. En la segunda caen en un “apego emocional exagerado”, que lleva a los miembros de la pareja a decir: “las cosas se pondrán mejor” o “yo sé que este es un problema; pero él (o ella) me ama, y eso es lo único que importa”.

Según el Dr. Epp, las relaciones del siglo XX se caracterizaron por basarse en un “amor romántico”. Sólo había que “pensar en el amor”. La canción All you need is love (Todo lo que necesitas es amor) de Los Beatles, famoso grupo de la década de 1960, promovió este tipo de relaciones personales. Pero Epp agrega acertadamente que el siglo XXI debe caracterizarse por un “amor que piensa”. él señala: “Es posible combinar los recursos cognitivos (cabeza) con la pasión de tu corazón” (p. 11). En otras palabras, hay que tener “muy bien puesta la cabeza” y, al mismo tiempo, controlar el “apego afectivo”.

Lo que yo te propongo es que tengas un noviazgo inteligente. Un noviazgo inteligente significa que mantienes tu cabeza bien puesta en la tierra. Que utilizas todos los recursos de la razón para entablar una relación perdurable. Cuando enciendes el interruptor del corazón y te dejas llevar en gran parte por tus sentimientos, te arriesgas a pasar por alto aquellos rasgos de la persona que debieran ser expuestos y analizados. Sólo manteniendo la cabeza fría, cada miembro de la pareja puede dialogar respecto de lo que le molesta y preocupa del otro. Ten por seguro que si te haces “el ciego” ante esos rasgos preocupantes y no atiendes las señales de alarma, llegará el momento cuando verás “la luz” y lo lamentarás. Recuerda que si durante el noviazgo las cosas “van mal”, con discusiones por cualquier cosa y desacuerdos violentos, en el matrimonio, con toda seguridad las cosas se pondrán peor. Así que pon “cabeza” y “corazón” en la relación.

Históricamente, el matrimonio siempre ha sido una decisión que involucraba la cabeza antes que los sentimientos. La familia de tu pareja es uno de los factores que debes considerar seriamente y con la cabeza. Hay que preguntarse qué clase de familia es: ¿Es un núcleo familiar con fuertes lazos afectivos entre sus miembros, o es una familia donde “cada uno tira para su lado”? Puede suceder que tu pareja provenga de una familia como la mencionada al final, y tú, de una muy unida. ¡Lucecita roja! Es muy probable que a tu pareja no le guste que pases el tiempo deseado con tu familia.

La cultura de cada uno también es un factor determinante en una buena relación. Es decir, si tu “príncipe azul” nació y creció en un país diferente al tuyo, ambos tendrán diferentes gustos y tendencias. Diferentes modos de ver las cosas. De sentir. De ser. Esto pareciera no ser importante si lo miras con el corazón, pero debes preguntarte qué efecto tendrá en ti la relación con alguien que proviene de un país y de una cultura diferente.

Los valores religiosos que cada uno posea también deben analizarse con la cabeza fría. Tus tradiciones, tus vivencias y las expectativas sobre el lugar que ocupa la religión en tu vida pueden ser muy diferentes a la de tu pareja. Y a causa de que es algo tan personal, puedes esperar una buena dosis de conflictos en este ámbito. ¿Querrás sufrirlos?

¿Y que podríamos decir del trato que tu novio/a tiene con otras personas? ¿Cómo se relaciona con tus amistades, con tu familia y con su propia familia? Puedes aprender mucho acerca de la forma en que te tratará a ti “observando” cómo trata a sus seres queridos. Si hay llamadas de alarma en su comportamiento, no dejes de preguntarte el porqué, no dejes de dialogar sobre ellas, no las pases por alto.

Y, ¿qué de su personalidad? ¿Qué diferencias y similitudes tienen entre sí? Hagan un test que les brinde un perfil de la personalidad de cada uno y utilícenlo para dialogar sobre el tema. Sé inteligente, usa tu cabeza, aunque sea doloroso porque amas a tu pareja. Recuerda, lo que buscas es compartir una vida de dicha y de satisfacción basada en un balance entre tu cabeza y tu corazón.

Por último, recuerda que Dios creó el matrimonio y desea que cada miembro de la pareja experimente una profunda intimidad de mutua satisfacción y enriquecimiento. El Creador quiere que los dos se fundan “en un solo ser” (Génesis 2:24; versión NVI) y que esta relación sea permanente: “Lo que Dios ha unido, ningún hombre lo separe” (Marcos 10:9; versión La Biblia de las Américas). Puesto que Dios es el creador del matrimonio, sé inteligente y busca sus sabios consejos en la Biblia. Ten la seguridad de que cuando haya señales de alarma, él te guiará por el camino correcto y te fortalecerá cuando tomes tu decisión.


El autor es líder de ministerios juveniles para la Iglesia Adventista del Séptimo Día en el Estado de Florida.

PARA JÓVENES - Noviazgo inteligente

por Sergio Torres
  
Tomado de El Centinela®
de Junio 2007