¿Será que los hermanos de Jesăs creyeron finalmente en él?
El registro bíblico declara que Jesús tenía hermanos y hermanas. Además los escritores del Nuevo Testamento nos dan los nombres de tales hermanos.1 Puesto que la evidencia apostólica no deja lugar a dudas, la pregunta que cabe expresar es: ¿qué pasó con esos hermanos de Jesús?
Cuando Marcos escribió su Evangelio en el año 70 d.C., incluyó los nombres, porque eran conocidos por la iglesia y además proveían un enlace histórico a su narración. Quizás algunos de sus lectores los habían conocido y de esa manera sostenían la validez del Evangelio de Marcos. De hecho, la narración derrama luz sobre un dato interesante: con el paso del tiempo, los familiares fueron conocidos entre la hermandad como “los hermanos del Señor”. Así fue cómo San Pablo los describe cuando los menciona en las cartas a los corintios y gálatas.3
Santiago, o Jacobo, parece haber sido el mayor de los hermanos, y asumió una posición de liderazgo dentro de la naciente iglesia.
Aparentemente, el Señor Jesús se le manifestó de un modo muy especial, lo cual lo transformó en un ferviente cristiano. Tras esa revelación y por el hecho de que era “hermano del Señor”, su liderazgo creció notablemente en la naciente congregación de Jerusalén.3
Tras su conversión y regreso a Jerusalén, San Pablo menciona que se entrevistó con Pedro —líder de la iglesia de Jerusalén? y con Jacobo, a quien el mismo apóstol llama “el hermano del Señor”. Cuando Pedro es liberado de la cárcel milagrosamente, enfatiza el hecho de que la noticia fuera dada a Jacobo; posteriormente ese “hermano del Señor” preside el concilio más importante que la iglesia había tenido hasta ese momento. Que haya sido Jacobo el que presidiera tan importante concilio denota su prominente papel dentro del cristianismo.4 Años más tarde, cuando Pablo regresa de su tercer viaje misionero y llega a Jerusalén, dedica tiempo para visitar a Jacobo, el entonces aparente líder de la iglesia en Jerusalén. Pablo describe a Jacobo como “columna” de la iglesia, denotando el papel singular que jugaba como líder de la fe cristiana en esa región.5 Algunos creen que este Jacobo “hermano de Jesús” escribió el libro que lleva su nombre, Santiago, que es Jacobo latinizado, y que los eruditos conservadores le acreditan.
En la primera carta a los Corintios, Pablo hace un comentario que revela algo sobre el papel que desempeñaban los demás “hermanos del Señor”. Escribe: “¿No tenemos derecho a traer con nosotros una hermana por mujer como también los otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas?” (9:5). Aparentemente, los demás hermanos de Jesús, excluyendo a Jacobo quien quedaba en Jerusalén como el líder máximo de la iglesia, viajaban a las pequeñas congregaciones de la región para confirmar a los creyentes. Posiblemente lo hacían para dar “testimonio” sobre sus recuerdos y vivencias acerca de la vida de su hermano, el Señor Jesús. Para entonces, los hermanos se habían convertido en misioneros itinerantes que iban de lugar en lugar dando a conocer información sobre la vida humana del Señor Jesús.
Puesto que la evidencia textual indica que Jacobo hizo de Jerusalén su base de operaciones, y que aparentemente no viajaba fuera de allí, los hermanos mencionados por San Pablo en su carta a los corintios bien podrían ser José, Judas o Simón. Para ayudarnos en nuestro trabajo de investigación, acudamos a los escritos de un prominente erudito que habla respecto de lo que alude San Pablo. El autor es Julio Africano, y vivió durante el tercer siglo. Nos relata Africano que los familiares de Jesús eran conocidos como desposynoi, un término griego que significa “aquellos pertenecientes al maestro o soberano”. Tal designación sería muy apropiada para los hermanos de Jesús, ya que eran familiares del “Maestro”. Agrega el mismo autor: “De las aldeas de Nazareth y Kokhaba, ellos [los hermanos y familiares de Jesús] viajaban por del resto del país y comentaban sobre la genealogía de Jesús en el Libro de Días [Crónicas]...6
Uno puede inferir por la cita de arriba que miembros de la familia de Jesús visitaban las congregaciones cristianas de Palestina con el propósito de compartir con ellos evidencia mesiánica sobre la vida de Jesús. Aparentemente usaban las genealogías que se encuentran en Crónicas para trazar el linaje de Jesús. Todo era hecho con el propósito de confirmar que Jesús era un descendiente de la familia real de David, y como tal, heredero mesiánico al trono de Israel.
La relación familiar entre Jesús y sus hermanos es mencionada varias veces a lo largo del canon bíblico.7 Definitivamente, había unos individuos que eran conocidos como “hermanos” de Jesús, pues son mencionados en varios lugares del Nuevo Testamento y en diferentes contextos. Aun Josefo, escritor no cristiano del segundo siglo, menciona a los “hermanos de Jesús”.8 La tradición cristiana siempre ha sostenido que Jesús tenía hermanos, aunque eran sólo de crianza, aparentemente hijos de José de un matrimonio previo.9
Conclusión
Aunque inicialmente los hermanos de Jesús no creían en él y lo trataban con cierto sarcasmo, llegaron a ser fervientes creyentes. Aunque separados de los hechos del Nuevo Testamento por veinte siglos, hoy en día sin embargo usted y yo también podemos llegar a ser hermanos de Jesús. ¿Cómo? Leamos: “En eso llegaron la madre y los hermanos de Jesús. Se quedaron afuera y enviaron a alguien a llamarlo, pues había mucha gente sentada alrededor de él. Mira, tu madre y tus hermanos están afuera y te buscan—le dijeron.
¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?—replico Jesús. Luego echó una mirada a los que estaban sentados alrededor de él y añadió—: Aquí tienen a mi madre y a mis hermanos. Cualquiera que hace la voluntad de mi Dios es mi hermano, mi hermana y mi madre” (S. Marcos 3:31-34, NVI).
¿Cómo podemos llegar a ser hermanos y hermanas de Jesús? ¡Haciendo la voluntad de Dios el Padre!
El autor tiene un doctorado en Historia y es ministro adventista del séptimo día en el Sur de California.