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El sueño es esencial para restaurar la energía física e intelectual de toda persona, especialmente en los niños. El niño que se mantiene despierto una o dos horas después de su hora habitual de dormir tiene más dificultades para aprender. Esta conclusión la obtuvo la doctora Sarah Fallone, de la Escuela de Medicina Brown. Si los padres quieren que sus hijos se destaquen en el campo académico, nos dice la doctora Fallone, “llevarlos a la cama a tiempo es tan importante como llevarlos a la escuela a tiempo”. Cuando los resultados de este estudio fueron reportados en una reunión de los escritores de ciencia de la Asociación Médica Americana (AMA), muchos se preguntaron si la falta de sueño puede ser aun peor para los niños que sufren del Trastorno de la Atención e Hiperactividad, conocido por las siglas TDAH. Las evidencias obtenidas recientemente apuntan en esa dirección.

Consecuencias de privarse del sueño habitual

Las estadísticas obtenidas por los expertos en el estudio del sueño muestran que los estadounidenses de todas las edades no obtienen suficientes horas de sueño y los resultados se reflejan en el aprendizaje, la productividad, la irritabilidad, y el aumento de los accidentes de trabajo y de tránsito. Un área donde la falta del sueño puede dejar marcas permanentes son las parejas que están formando su familia. El embarazo y el nacimiento de un niño pueden afectar marcadamente el estado de ánimo de la madre, y por extensión, a los que la rodean. Gregory Romey, del Cox News Service, reportó que un grupo de padres experimentados en esta área ofrecieron una serie de sugerencias, entre las que destaca la importancia del descanso y del sueño. Los padres, especialmente las madres, que pierden sueño como resultado de la atención que demanda el recién nacido, tienden a mostrarse más irritables, su criterio sufre marcadamente y termina afectando su capacidad de ser buenos padres y de mantener una relación saludable con el cónyuge. Los expertos en este tema no han llegado a una conclusión acerca de cuánto sueño es necesario para mejorar el rendimiento en el trabajo y la capacidad de aprender, pero sí nos dan una serie de valiosas sugerencias basadas en la información obtenida en los estudios que se han realizado sobre este importante tema.

Consejos prácticos para dormir bien1

  1. Asegúrese que sabe el efecto que pueden tener sobre su sueño las medicinas recetadas que está tomando y también las medicinas naturales y sin receta.
  2. Evite el alcohol y la cafeína (incluyendo las sodas), por lo menos cuatro horas antes de irse a la cama.
  3. Acuéstese a la misma hora cada noche.
  4. No duerma largas horas durante el fin de semana; esto hará que se sienta somnoliento en el trabajo.
  5. Ejercite su cuerpo o camine diariamente, pero evite hacerlo por lo menos tres horas antes de ir a la cama.
  6. Asegúrese que su colchón no es muy duro, pero tampoco demasiado blando. Evite las almohadas muy altas y/o duras.
  7. Regule el termostato. El exceso de calor o frío afecta negativamente el sueño confortable.
  8. Oscurezca la habitación. El sol o la luz de la mañana tienden a despertar el cerebro antes que suene la alarma. Si duerme con una luz, que ésta sea indirecta y de bajo voltaje.
  9. Evite o limite los ruidos. El ruido suave y constante de un aire acondicionado puede bloquear ruidos externos y otros ruidos que alteran los nervios. También existen aparatos que producen el sonido del viento y de las olas.
  10. Deje sus preocupaciones del diario vivir fuera del dormitorio y relájese. La oración y la meditación son valiosas técnicas que elevan y descargan la mente, y le permiten depositar todas sus preocupaciones y sufrimientos a los pies de Jesús.

1Adaptado de la Fundación Nacional del Sueño, EE. UU., 2006. 2Traducidos y adaptados del Better Sleep Council (Concejo a favor de un sueño mejor) y Del estrés a la salud total, de J. A. Fuentes (Concerned Communications, 1976).


El autor es psicólogo clínico y pastor, y escribe desde Riverside, California.

La importancia de un sueño reparador

por José A. Fuentes
  
Tomado de El Centinela®
de Enero 2007
  

HORAS QUE DEBE DORMIR LA PERSONA SEGÚN SU EDAD2

0-2 años –PRIMEROS AÑOS: 14 horas. Algunos requieren una o dos horas más durante el primer año.

2-4 años – NIÑEZ TEMPRANA: 14 horas, solo que divididas en 12 por la noche y 2 durante el día.

4-6 años – EDAD PREESCOLAR: De 11 a 13 horas diarias; una o dos pueden ser durante el día a horarios fijos preestablecidos.

6-9 años – EDAD ESCOLAR: De 10-12 horas, pese a que muchos pueden sentirse bien con 9 horas en horarios regulares. La decisión de cuántas horas son suficientes debe ser basada en el rendimiento y la energía que el niño muestre durante el día.

9-12 años – PREADOLESCENCIA: De 10-12 horas. Desafortunadamente muchos duermen 8 horas solamente. También a esta edad los padres deben determinar las horas que el preadolescente duerme, basados en el rendimiento y la energía que muestre durante el día.

12-15 años – ADOLESCENCIA TEMPRANA: 8 a 9 horas cada noche y a horarios fijos. Un ejemplo: a la edad de 12 años los adolescentes deben dormir de 9:00 p.m. a 6:00 a.m; a los 15 años, de las 10:00 p.m. a las 6:00 a.m.; más tiempo durante los fines de semana.

15-18 años – ADOLESCENCIA TARDÍA: 8 horas por la noche, a horarios fijos; más tiempo durante los fines de semana.

18-25 años – VIDA ADULTA TEMPRANA: Por lo menos 8 horas, en horas fijas y evitando alteraciones o cambios constantes en el horario. Ver televisión o usar la computadora después de las diez de la noche es el mayor problema a esta edad.

25-55 – VIDA ADULTA MEDIA Y TARDÍA: Un promedio de 8 horas, a horarios preestablecidos. Es importante destacar que el cambio de horarios afecta las funciones del reloj biológico. Las personas que trabajan de noche, o tienen turnos rotativos, generalmente no duermen durante el día la cantidad de horas necesarias para restaurar las energías del cuerpo y de la mente. Los expertos en este tema han establecido que el sueño REM (el período de sueño profundo y reparador) toma lugar entre las 10:30 p.m. y las 4:00 a.m., aproximadamente.

55-90 años – ENVEJECIMIENTO: De los 55 en adelante no existen patrones establecidos con respecto al sueño. La cantidad de sueño para cada persona varía según la edad, el estilo de vida, la salud, etc.