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Los padres deseamos que nuestros hijos nunca prueben las drogas; pero si las consumen, quisiéramos saberlo, a fin de ayudarlos a dejar la adicción. Y también nos conviene saber las consecuencias del consumo de tales sustancias.

Cambios en el cerebro

Una de las zonas del cerebro que continúa madurando durante la adolescencia es la corteza pre-frontal, el área que nos permite evaluar situaciones, tomar decisiones acertadas y mantener bajo control las emociones y los deseos. El hecho de que esta parte crítica del cerebro de los adolescentes esté todavía en desarrollo, los expone a un mayor riesgo de tomar malas decisiones, como probar drogas o seguir consumiéndolas. Además, el consumo de drogas durante esta etapa puede causar cambios profundos y duraderos en el cerebro.

Síntomas y señales

Tal vez los síntomas más inequívocos son los relacionados con los cambios de comportamiento, típicos de la edad, pero que a veces esconden algo más. Estos pueden ser: cambios de humor inesperados y cambios de amistades, aunque la disminución del deseo de asistir a actividades familiares o el desapego hacia los miembros de la familia suelen ocurrir con frecuencia en la adolescencia.

Algo más grave sería que su hijo de pronto dejara de llegar a casa a la hora acostumbrada o de cumplir con sus tareas y deberes en la casa o en el colegio. Mucho más serio es que comience a insultar o a abusar verbalmente de sus condiscípulos, amigos o familiares, y que ofrezca excusas constantes sobre su comportamiento; o que usted descubra que miente respecto a lo que hace y adónde va.

En estos casos lo mejor es que hable con él con firmeza y tacto. La reacción del chico/a será en muchos casos significativa, y puede dejar al descubierto otros síntomas de su estado de salud mental que delaten algún consumo de drogas.

Cambios en la personalidad y la salud

La lista de cambios en la salud y la personalidad de su hijo es la mejor pista para saber si consume o no drogas. Sin embargo, el hecho de que su hijo no manifieste síntomas no quiere decir que no consuma drogas, ya que los efectos sobre la salud y la personalidad varían según el tipo de sustancias consumidas. Estos cambios pueden ser:

  • Cambios en los patrones del sueño: se despierta a medianoche, o no puede dormir.
  • Ojos enrojecidos e irritados que se observan con frecuencia.
  • Fallas en la memoria: olvida información o cosas de manera inexplicable.
  • Tos crónica.
  • Dolores o pinchazos en el pecho.
  • Fatiga o cansancio excesivo al realizar actividades normales.
  • Paranoia y cambios bruscos en el estado de ánimo.
  • Irregularidades en la menstruación, en el caso de las chicas.
  • Dificultad o cambios en el habla.
  • Dificultad al caminar o sensación de mareo.
  • Hiperactividad anormal.

Cambios en sus actividades

Los cambios de amistades, el descenso en el rendimiento escolar y las bajas calificaciones, el desinterés manifiesto en clase y la falta de concentración, los deberes descuidados, la falta de higiene personal, la pérdida o ganancia de peso con facilidad, el cambio de vestimenta, los temas de conversación distintos con sus amistades, son alguna de las señales que indican que su hijo está consumiendo drogas.

Ya dijimos que el consumo de drogas puede traer serias consecuencias a futuro en la salud física tanto del joven como del adulto, porque las drogas pueden alterar el funcionamiento del cerebro. Pero también traen consecuencias en el aspecto educativo, social y profesional: un rendimiento pobre en la escuela compromete el futuro académico del chico, y dificulta la posibilidad de encontrar y mantener un empleo.

La historia de Nadab y Abiú

Aarón, el primer sacerdote del pueblo hebreo, perdió dos hijos cuya conducta disoluta los llevó a profanar el Santuario de Israel. La Biblia dice al respecto: “Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario, y pusieron en ellos fuego, sobre el cual pusieron incienso, y ofrecieron delante de Jehová fuego extraño, que él nunca les mandó. Y salió fuego de delante de Jehová y los quemó, y murieron delante de Jehová” (Levítico 10:1, 2).

Nadab y Abiú no habían sido educados para que desarrollaran hábitos de dominio propio. La disposición indulgente del padre, su falta de firmeza en lo recto, le habían llevado a descuidar la disciplina de sus hijos. [Aarón] les había permitido seguir sus propias inclinaciones. Los hábitos de complacencia propia, practicados durante mucho tiempo, los dominaban de tal manera que ni la responsabilidad del cargo más sagrado tenía poder para romperlos. No se les había enseñado a respetar la autoridad de su padre, y por eso no comprendían la necesidad de ser estrictos en su obediencia a los requisitos de Dios.1

Este pensamiento puede sernos útil para educar a nuestros hijos y prevenirlos del peligro de caer en el abismo de la drogadicción:

La verdadera educacio´n significa ma´s que la prosecucio´n de un determinado curso de estudio. Significa ma´s que una preparacio´n para la vida actual. Abarca todo el ser, y todo el peri´odo de la existencia accesible al hombre. Es el desarrollo armonioso de las facultades fi´sicas, mentales y espirituales. Prepara al [hijo] para el gozo de servir en este mundo, y para un gozo superior proporcionado por un servicio ma´s amplio en el mundo venidero.2

Que Dios proteja a sus hijos y lo capacite a usted para velar por su bienestar integral.


1. Elena G. de White, Patriarcas y profetas, p. 374.
2. Elena G. de White, La educación, p. 13.

¿Cómo saber si su hijo consume drogas?

por Luis Valli
  
Tomado de El Centinela®
de Diciembre 2015