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Nos habíamos citado a las cinco de la tarde. Una hermosa joven, acompaóada de sus padres, había respondido a la invitación de venir a nuestro hogar para conversar sobre su deseo de iniciar una relación más formal con nuestro hijo. El sol de primavera y el clima agradable creaban un entorno perfecto para disfrutar de la compaóía de nuestros invitados, y salimos al patio.

Acabábamos de sentarnos cuando, sin quererlo, con una de las patas de mi silla alboroté un panal de abejas. Cundió el pánico. Mis invitados salieron corriendo, intentando protegerse del ataque de los implacables insectos. La reunión concluyó entre dolientes palabras de disculpa y despedida. Esa desilusión erosionó la posibilidad de que los enamorados continuaran frecuentándose, y el romance terminó.

Tensiones

Esto me recuerda las ocasiones en que los líderes de las naciones han tratado de pactar treguas, iniciar conversaciones de paz o firmar tratados para proteger los derechos humanos. De repente, un ataque sorpresivo cambia el rumbo del diálogo, y se suceden las amenazas de guerra. O cuando se cree que un problema social está desapareciendo, pero las estadísticas dicen todo lo contrario.

Por ejemplo, el 1o de abril de 2018, Associated Press publicó esta noticia “Enviados de Rusia y de los Estados Unidos salen de Washington y San Petersburgo”. Los corresponsales Jim Heintz y Gregory Katz explicaron: “Los diplomáticos rusos y sus familias abordaron unos autobuses y dejaron la embajada de Rusia en Washington el sábado, mientras que, al otro lado del Atlántico, los diplomáticos de los Estados Unidos retiraron la bandera estadounidense del consulado en San Petersburgo y cerraron la oficina”.1 Un espía retirado había sido envenenado en Inglaterra, y se culpó a Rusia. Esto motivó la expulsión de más de 150 diplomáticos de ambas naciones.

Las profecías

Las tensiones entre las naciones son el cumplimiento de las profecías bíblicas, y forman parte de las seóales del segundo advenimiento de Cristo. San Mateo registró las palabras del Salvador: “Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares” (S. Mateo 24:6, 7).

Las huelgas, las protestas callejeras y las amenazas de guerra, la fricción por motivos raciales y la hambruna, el incremento de la delincuencia, la inmoralidad y la pobreza demandan una solución más que humana. Los fenómenos de la naturaleza que por doquier dejan desolación y muerte, eventos que el hombre no puede controlar, demuestran la impotencia humana y la necesidad de la intervención divina.

Las causas

Ante tanto desastre surge la pregunta: ¿Qué desestabiliza a la sociedad? ¿A quién debemos culpar? Cristo dijo que el mal de cualquier sociedad se origina en el corazón del hombre. “Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias” (S. Mateo 15:19).

Un ejemplo de la descomposición social de los Estados Unidos son estas cifras escalofriantes: Cada día se produce en este país un promedio de 93 asesinatos por armas de fuego. En un aóo serían 33.880 muertes. Esta cifra constituye una anomalía en un país desarrollado, y en un mundo aparentemente civilizado.2

Respecto al adulterio, el portal Esperanza para la familia revela que el adulterio se observa en los encabezados de revistas importantes, en diarios o en programas televisivos, donde, con frecuencia, se comenta de una celebridad que cometió adulterio. Las revistas pornográficas dicen que el adulterio es tan popular, que lo comete el 80 por ciento de los hombres y el 70 por ciento de las mujeres”.3

Advertencias

A lo largo de la historia, Dios ha procurado salvar a sus criaturas de la destrucción. Por medio de Noé le advirtió al mundo del diluvio que vendría. Pero el cataclismo sorprendió a los que desoyeron la advertencia, y solo ocho personas fueron preservadas en el arca.

Se avecina otro juicio divino. Esta vez Dios espera que más de ocho personas oigan las advertencias que anuncian el segundo advenimiento de Cristo. Respondamos al llamado de Cristo y a su advertencia escrita en los evangelios, para que seamos salvados cuando él aparezca en los cielos.

La solución

La solución definitiva para las guerras y los asesinatos, para la inmoralidad y las enfermedades, se encuentra únicamente en una intervención directa de Dios: el segundo advenimiento de Cristo, quien vendrá para poner fin a los males de la humanidad.

Sea usted una de las personas que esperan a Cristo. Recíbalo en su corazón ahora mismo, permita que él dirija su vida, y no será sorprendido.

1. Jim Heintz y Gregory Katz, “Enviados rusos y de EEUU dejan Washington y San Petersburgo”, SFGATE, 31 marzo 2018, en https://www.sfgate.com/espaó;ol/news.

2. Joan Faus, “Más de 33.000 muertos al aóo por armas de fuego en EE UU”, El País, 2 octubre 2017, en https://elpais.com/internacional/2017/10/02/estados_unidos/1506948605_775973.html.

3. Sergio H. Canavati Ayub, “El adulterio, golpe mortal contra el matrimonio—1 parte: Sus mitos y verdades”, Esperanza para la Familia, en http://www.esperanzaparalafamilia.com/Rev/Articulos/2013/HTM0521_03.php, consultado en abril 2018.

El autor coordina las actividades de las iglesias adventistas de habla hispana en la región del sur del Atlántico, en los Estados Unidos.

Señales del retorno de Cristo

por Efraín Poloche
  
Tomado de El Centinela®
de Octubre 2018