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Este número de El Centinela está dedicado al Padrenuestro, la oración modelo de Jesús. Por tanto, el contenido de la revista sigue la secuencia de la oración de Jesús. Déjese llevar por sus palabras.

El Padrenuestro tiene la forma de la Ley de Dios, que expresa la esencia de su carácter: el amor. Dios es amor. Así pensó Jesús su oración, porque su pensamiento estaba estructurado sobre la ley del amor. Así como el Decálogo se divide en dos partes, también el Padrenuestro expresa la verticalidad y la horizontalidad del alma humana: Dios y el prójimo.

El primer grupo de peticiones nos lleva hacia él y para él: ¡tu nombre, tu reino, tu voluntad! El amor encuentra su origen en Aquel que amamos, “porque él nos amó primero” (1 Juan 4:19). Estas súplicas se escucharon nuevamente en la cruz del Calvario, y están orientadas hacia la esperanza del cumplimiento final del plan de salvación (ver 1 Corintios 15:28).

Las últimas cuatro peticiones ofrecen nuestras miserias a su gracia. Son la ofrenda de nuestra esperanza, que atrae la mirada del Padre de las misericordias a las necesidades humanas.

Una vez que invocamos el nombre de Dios en las tres primeras peticiones, nos convertimos en intercesores de nuestro prójimo. Entonces los verbos se conjugan en primera persona del plural: No pido por mi pan ni mi perdón ni mi liberación del mal. Sino por nuestro pan, por nuestras deudas y por nuestras debilidades. Mi pan es también el pan del necesitado, como mi perdón es expresión del perdón divino ya recibido en el corazón, y mis debilidades son las de todos los seres humanos que solo encuentran fortaleza en Dios.

Es nuestro deseo más profundo como editores que esta revista sea palabra de vida para tu corazón. Todo el contenido de este número tiene que ver contigo, pues todos estamos necesitados del Padre celestial.

El Padrenuestro

por Ricardo Bentancur
  
Tomado de El Centinela®
de Octubre 2015