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Es difícil de creer. Un cristiano piadoso y ejemplar, que no fumaba ni bebía y se alimentaba con lo mejor de la naturaleza, murió joven, víctima de un infarto al miocardio. Aunque no parecía un candidato a morir así, el sedentarismo lo llevó a la tumba, pues la falta de ejercicio físico es el principal factor de riesgo potencial para la aparición de un evento coronario, infarto al miocardio o accidente cerebrovascular.

En la década de 1950, Levine y Lown acabaron con la creencia de que el paciente infartado debía tener reposo absoluto y pasar encamado varios meses para evitar complicaciones. Ahora sabemos que si se ejercitan, esos pacientes mejoran su dolor precordial, la angina de pecho, la tasa de mortalidad y los reingresos hospitalarios, sin usar los medicamentos que hoy son recetados para mejor la expectativa de vida de estos pacientes.

Hace muchos siglos, Heberden describió una clásica angina de pecho y mencionaba que estos pacientes mejoraban cortando leña media hora diaria. Hoy, a los pacientes posquirúrgicos se les manda a caminar lo más pronto posible para evitar la aparición de un tromboembolismo, y se procura que salgan lo más pronto del hospital, donde hay gérmenes agresivos. En 1944, Dock demostró que el paciente en cama tenía un riesgo aumentado no solo de tromboembolismo, sino que disminuía la mineralización ósea, la fuerza muscular, y aumentaba el tránsito intestinal y los problemas urinarios, entre otros. Sí, el sedentarismo es malo. Cada día la gente aumenta más de peso, y el sedentarismo cobra sus intereses.

El sedentarismo tiene que ver con el estilo de vida actual. A causa de los compromisos, el tiempo parece no alcanzar, las distancias a recorrer son largas, los sistemas computarizados sustituyen la actividad humana, y los teléfonos celulares anulan las distancias para desplazarse, lo que hace que varios factores desfavorables aumenten. Por ello, no es difícil encontrar en el mismo paciente hipertensión arterial, diabetes mellitus, problemas del colesterol, problemas metabólicos, obesidad, tabaquismo y alcoholismo, entre otros.

Dentro de los programas de recuperación de los pacientes infartados está la rehabilitación cardíaca, que se basa en que el ejercicio bien hecho en algunos deportistas entrenados puede mejorar el metabolismo hasta en un 2.000 por ciento. Algo tan sencillo que mueve tanto la economía metabólica tiene que ser beneficioso.

Todo ejercicio físico repercute en adaptación física, lo que implica que el cuerpo vaya ganando resistencia ante el esfuerzo, mejore la oxigenación, disminuya el colesterol malo, aumente el colesterol bueno, mejore la capacidad cardíaca por la mejoría en la circulación de las coronarias, ya que se dilatan, mejora la ventilación pulmonar, disminuye la agregabilidad plaquetaria, disminuye la presión arterial, mejora la sensibilidad del cuerpo a la acción de la insulina, y otros beneficios más. Ante una medicina que no cuesta nada y es fácil de aplicar, que no necesita aparatos complejos y que se puede promover en la población, algunos países promueven entre sus trabajadores espacios para que se ejerciten. Resulta en un mejor rendimiento, y hay menos casos de accidentes laborales.

El ejercicio incluye estiramiento, calentamiento, el ejercicio elegido y un enfriamiento posterior. No es sano iniciar una actividad física intensa sin preparación adecuada, ya que los músculos pueden sufrir o puede ser nocivo para el corazón. No sea como los que no hacen ejercicio durante la semana, y en un solo día juegan o corren sin consideración. Los adultos deben realizar ejercicios por lo menos dos veces a la semana a fin de fortalecer los músculos de las piernas, las caderas, la espalda, el tórax, el abdomen, los hombros y los brazos.

El ejercicio es buena medicina. Ofrece muchos beneficios y evita muchas complicaciones. Comience hoy. En seguida se ofrecen algunas recomendaciones.

Camine hoy

La falta de ejercicio provoca alrededor de 670.000 muertes prematuras en el mundo, el tabaco 480.000. Hoy es el día de salir a caminar. Puede ir a pie al trabajo, por lo menos hasta cierto lugar, y de allí seguir en autobús, o puede ir en bicicleta, pero hágalo. No solo se trata de no comer ciertos alimentos, tener buen peso, no fumar y no tomar licor; eso no basta. ¿Usted sabe lo difícil que es estar en una sala de cuidados intensivos o de cuidados coronarios, sin saber en qué terminará su evolución? ¿Sabe lo incómodos que son algunos cuidados de enfermería? Debemos hacer lo posible por evitar necesitarlos. No lo deje para mañana, quizá pueda ser tarde.

Calcule el costo

La inactividad física representa entre un 8,7-11,1 por ciento del costo total de los gastos en sistemas de salud en los Estados Unidos.* El ejercicio mejora el sistema cardíaco, el respiratorio y el esquelético, quema calorías y rebaja el peso. Por cada kilo que baja un hipertenso, la presión arterial disminuye hasta en 3 mm Hg. También disminuye el colesterol. Por cada miligramo que este disminuye, desciende un 2 por ciento el riesgo de tener un evento coronario. La falta de ejercicio es costosa para la salud, ya que estas metas se logran con la ayuda de medicamentos. No se confunda. Salir a hacer diligencias yendo de aquí para allá no es hacer ejercicio. Ejercicio es dedicar tiempo para que el cuerpo sienta los beneficios de moverse. Se recomienda caminar 150 minutos cada semana, a paso rápido. El ejercicio también tiene riesgos para algunas personas, así que, antes de comenzar pida la recomendación de su médico.

Durante el ejercicio, el requerimiento energético puede aumentar hasta veinte veces, y el gasto cardíaco hasta seis veces. Un par de zapatos deportivos en buen estado, una sudadera cómoda y un tiempo designado específicamente para ejercitarse, son suficientes para alargar su vida y mejorar su calidad. Se trata de una escalera de riesgo cardiovascular: si usted disminuye uno de los riesgos, eso lo animará a dejar otro. Por ejemplo, ya camina, el otro mes ya no fuma, el otro mes ya no toma, el otro mes ya come más frutas y verduras. Usted notará que su salud mejorará mucho.

Absténgase de sustancias nocivas

Deje el tabaco. Ese cancerígeno potente es un causante directo de infartos al miocardio, la primera causa de muerte en el mundo. Deje de beber. El alcohol es un tóxico directo del hígado, el corazón, el cerebro y muchos órganos más. Causa más muertes que varias enfermedades juntas, eleva los lípidos en la sangre y altera el buen funcionamiento del cerebro y su capacidad de análisis. A mayor consumo de frutas y verduras, mayor expectativa de vida, con mejor calidad y cantidad. Por eso, a este estilo de vida se le llama saludable, pues es una mezcla de varios factores.

Busque a Dios

Dios quiere que seamos sanos y salvos (3 Juan 2). Mucha gente rica y famosa no es feliz porque tiene un vacío en su alma. Nosotros también tenemos o tuvimos ese vacío. Pero cuando Dios lo llena, ninguna sustancia nociva nos atrae. Nos agrada obedecer su ley y cuidar nuestra salud, porque somos templo de Dios (1 Corintios 3:16). Clamemos a Dios, dejemos los malos pensamientos, ejerzamos las facultades que él nos dio, y adoremos a quien nos prodiga sus beneficios (Salmo 103:2).

* Susan Carlson, et al “Inadequate Physical Activity and Health Care Expenditures in the United States”, ScienceDirect, en https://www.cdc.gov/nccdphp/dnpao/docs/carlson-physical-activity-and-healthcare-expenditures-final-508tagged.pdf, consultado en febrero, 2018.

El autor es médico cirujano. Escribe desde Medellín, Colombia.

Sedentarismo y riesgo cardíaco

por Hernando Mercado García
  
Tomado de El Centinela®
de Mayo 2018