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En el hogar de Don Pedro tenían reglas que todos los hijos debían observar celosamente. Una de ellas era que a las 10:00 de la noche, todos los hijos debían estar en casa preparándose para dormir. Otra era que nadie tenía permiso para ir a dormir a una casa ajena. Y así sucesivamente. Un día, Roberto estaba tan interesado en la amistad de una amiguita que se pasó de la hora señalada y cuando llegó a su casa eran las 11:00 de la noche.

Roberto había desobedecido el mandamiento de su padre y eso ameritaba un severo castigo. Encontró la puerta de su casa cerrada por dentro. Llamó y llamó, pero nadie le abrió. Convencido de que toda su familia estaba adentro, resolvió irse a dormir al establo. Encontró un lugar cerca de una vaca y allí se durmió.

Antes que saliera el sol, Roberto se despertó para ordeñar las vacas, como era su costumbre. Pero cuál no fue su sorpresa al ver a su padre que dormía junto a él. Durante la noche había venido para acompañarlo en su castigo. Roberto comprendió el gran amor que su padre le tenía. Él había quebrantado una regla de su hogar; había desobedecido un mandamiento de su padre, y merecía un castigo. Pero su padre, sabiendo lo difícil que sería para Roberto el castigo, no lo dejó sufrirlo solo. Dejó la comodidad del hogar y vino a dormir junto a su amado hijo, entre las bestias.

En el cielo también tenemos un Padre que nos dio sus mandamientos. Cada uno de ellos nos asegura bienestar y protección como individuos y familias. El problema es que nosotros, los seres humanos, no hemos obedecido la ley de Dios y hemos caído en la rebeldía o la indiferencia. Afortunadamente, el Padre vino a socorrernos en la persona de su Hijo, quien no solo nos acompañó en nuestra desgracia, sino que murió y pagó con su muerte nuestro castigo.

LOS DIEZ MANDAMIENTOS DE DIOS

El universo y la naturaleza están regidos por leyes. De igual manera, los pueblos y las naciones se rigen por leyes que gobiernan y garantizan la seguridad y el bienestar de sus habitantes. Los Diez Mandamientos fueron dados por Dios para guiar a los seres humanos en su obediencia a él y en la relación con otras personas. Son especialmente importantes para la vida en familia. Nos protegen contra el egoísmo, el desamor y la infidelidad.

¿Qué dicen los Diez Mandamientos?

  • I. No tendrás dioses fuera de mí.
  • II. No te harás imagen ni te inclinarás a ellas.
  • III. No tomarás el nombre de Dios en vano.
  • IV. Acuérdate del día de reposo para santificarlo.
  • V. Honra a tu padre y a tu madre.
  • VI. No matarás.
  • VII. No cometerás adulterio.
  • VIII. No robarás.
  • IX. No levantarás contra tu prójimo falso testimonio.
  • X. No codiciarás.

Lo anterior es un resumen del texto completo de los Diez Mandamientos en Éxodo 20.


¿Qué testimonio nos dio Jesús en cuanto a la permanencia de su ley?

“No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido (S. Mateo 5:17, 18).


¿Cómo resumió Jesús los Diez Mandamientos?

“Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas” (S. Mateo 22:37-40).


LA IMPORTANCIA DE LA LEY DE DIOS

¿Cómo fue dada la ley?

“Y él os anunció su pacto, el cual os mandó poner por obra; los diez mandamientos, y los escribió en dos tablas de piedra” (Deuteronomio 4:13).

El que Dios escribiera directamente los Diez Mandamientos, muestra la seriedad, permanencia e inviolabilidad de cada uno de ellos.


¿Hasta cuándo son válidos estos mandamientos?

“Cercano estás tú, oh Jehová, y todos tus mandamientos son verdad. Hace ya mucho que he entendido tus testimonios, que para siempre los has establecido” (Salmo 119:151, 152).


LA OBEDIENCIA A LA LEY DE DIOS

¿Qué se dijo de Abraham y su obediencia a los mandamientos?

“Por cuanto oyó Abraham mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes” (Génesis 26:5).


¿Qué produce en la vida humana la obediencia?

!Oh, si hubieras atendido a mis mandamientos! Fuera entonces tu paz como un río, y tu justicia como las ondas del mar” (Isaías 48:18).


¿Qué debiera motivar nuestra obediencia?

“Si me amáis, guardad mis mandamientos” (S. Juan 14:15).


RESUMEN:

Dios espera que seamos obedientes a su ley de amor. Sin embargo, no somos salvos por esta obediencia, sino gracias al sacrificio de Jesús, nuestro Salvador. Obedecer la ley de Dios nos protege de muchos problemas y trae paz a nuestras almas.

MI DECISIÓN:

Porque amo a mi Señor y Salvador, con su santa ayuda decido guardar sus Diez Mandamientos y enseñarlos así a mi familia y mis amistades, por palabra y ejemplo.

Las diez reglas de un hogar feliz

por Adly Campos
  
Tomado de El Centinela®
de Mayo 2010