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Fue una reunión familiar insólita. El joven David huía del rey Saúl, quien quería matarlo por envidia, y junto con cuatrocientos hombres descontentos con el régimen se refugió en la cueva de Adulam.

Un día, temerosos de que Saúl los atacara, sus familiares se juntaron con David en la cueva. Fue un encuentro emotivo. Sus cantos y oraciones convirtieron la cueva en santuario. Al calor de la hoguera, repasaron los años felices en Belén. Entonces, pulsando el salterio traído por los suyos, David cantó bajo el influjo del Espíritu de Dios:

Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía (Salmo 133:1).

De ahí, David escoltó a su familia hasta Mizpa de Moab, la tierra de Rut, su bisabuela, y los encomendó al cuidado del rey de Moab hasta que el peligro pasara.

El Salmo 133 quedó para la posteridad como un testimonio del amor familiar.

Tal como David y su familia se amaron, debemos amarnos hoy los que compartimos sangre y apellido. Este es el ideal: “El hogar debe ser hecho todo lo que la palabra implica. Debe ser un pequeño cielo en la tierra, un lugar donde los afectos son cultivados en vez de ser estudiosamente reprimidos. Nuestra felicidad depende de que se cultive así el amor, la simpatía y la verdadera cortesía mutua”.1

Para que esto sea posible, en el hogar debe reinar el Dios de amor. “El símbolo más dulce del cielo es un hogar presidido por el espíritu del Señor. Si se cumple la voluntad de Dios, los esposos se respetarán mutuamente y cultivarán el amor y la confianza”.2

El trato de los padres determina el ambiente del hogar. Por eso recomendamos: “Impregnad la atmósfera de vuestro hogar con la fragancia de un espíritu tierno y servicial”.3

Todos amando a todos, todos sirviendo a todos, es la clave para una convivencia pacífica en el hogar, cuya influencia será como suave fragancia en el vecindario y en la comunidad.

1 Elena G. de White, El hogar cristiano, (Mountain View, California: Pacific Press, 1959), p. 11.
2 Ibíd, p. 12.
3 Ibíd.

El amor por la familia

por Alfredo Campechano
  
Tomado de El Centinela®
de Febrero 2015