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El matrimonio es el medio de asegurar la salud, la felicidad, la prosperidad financiera, las relaciones sexuales satisfactorias y una larga vida.

Le presento a Juan, quien está ensayando sus votos matrimoniales: “Tomo a María, para que sea mi legítima esposa, y para compartir mi vida con ella”.

Ahora le presento a Pablo, quien está leyendo un correo electrónico de su novia: “Pablo. Te quiero muchísimo. Pero como ya te dije, no estoy segura de casarme contigo. ¿No podríamos vivir juntos y ver cómo van las cosas? Besos, Alina”.

Conozcamos a Alejandro, quien ama la soltería y le dice al espejo: “Oye, tú sí eres grande, amigo. ¡Qué hombre!”

Cuando Juan, Pablo y Alejandro se jubilen y se reúnan en la terraza del club de golf, ¿quién de ellos será el ganador en el juego de la vida? ¿Quién será el más sano? ¿El más feliz? ¿El más acaudalado?

A partir de la década de 1960, ha ido aumentando la tendencia a considerar al matrimonio como una trampa; sobre todo, las mujeres se consideran “atrapadas”. Desde entonces el matrimonio comenzó a ser visto como la reducción del “horizonte social e intelectual de la mujer” y una reducción de su sentido de autoestima.

Durante las décadas de 1970 y 1980, se fue acrecentando la creencia de que la cohabitación antes del matrimonio era ventajosa. Cerca de la mitad de quienes respondieron a la Encuesta Nacional de Ciencias Sociales en 1988 y 1989 informó que les recomendarían a las parejas cohabitar antes de casarse. Y en 1995, el 55 por ciento de los encuestados dijo que “un matrimonio a prueba” era una preparación adecuada para una relación de por vida.

Si se basa en las revistas o programas de televisión contemporáneos para responder a las preguntas anteriores, usted tendría que votar por Alejandro o tal vez por Pablo, porque la cultura popular sugiere que solo quienes no tienen un compromiso marital alcanzan el crecimiento personal, la libertad y la independencia. Pero los hechos contradicen los mitos. Cuando Juan diga sus votos ante María, ganará mucho más que un documento legal, ya que, como dijo un experto, el matrimonio “es el medio de asegurar la salud, la felicidad, la seguridad financiera, las relaciones sexuales satisfactorias y una larga vida”.

Mejor salud

Ya en 1963, el Informe Hammond divulgó los resultados de un estudio del hábito de fumar en cerca de medio millón de hombres. La divulgación de esos datos condujo a incluir esta advertencia en la cajas de cigarrilos: “Fumar es peligroso para su salud”.

Una década más tarde, Harold Morowitz de la Universidad de Yale, basado en datos de la misma encuesta, descubrió que el matrimonio también afecta la salud de los hombres. Respecto a las tasas de mortalidad estandarizadas por edad, Morowitz encontró que el divorcio parecía ser tan peligroso para la salud de un hombre como consumir un paquete de cigarrillos al día.

No estar casado puede ser peligroso para su salud.

En un estudio de pacientes hospitalizados se encontró que los pacientes quirúrgicos casados eran mucho menos propensos a morir en el hospital que los solteros. Los que no estaban casados acumulaban más gastos en el hospital y tenían las estancias hospitalarias más largas. Los hombres y las mujeres casadas eran menos propensos que los no casados a sufrir enfermedades o deficiencias crónicas a largo plazo.

En 1996, la Oficina Australiana de Estadísticas realizó una encuesta entre 10.641 adultos, y descubrió que los casados son menos propensos a sufrir cualquier trastorno, que los adultos divorciados y los separados son más propensos a los trastornos del estado de ánimo y de ansiedad, y que los casados tienen menos riesgo de caer en la drogadicción y el alcoholismo. David de Vaus declaró: “El matrimonio reduce el riesgo de trastornos mentales en hombres y mujeres”.

Más felicidad

Los casados reportan menos depresión, menos ansiedad y menores niveles de otros trastornos psicológicos que los solteros, divorciados o viudos. En los estudios sobre el suicidio, por ejemplo, los viudos y divorciados eran casi tres veces más propensos a suicidarse que los casados.

Además, los estudios han demostrado que las personas casadas reportan ser más felices que las solteras. Una encuesta que duró diez años indicó que el 40 por ciento de los casados eran “muy felices” en general, en comparación con poco menos del 25 por ciento de los solteros o de quienes vivían en unión libre.

Los separados (15 por ciento) y los divorciados (18 por ciento) fueron los menos felices. A los viudos también les va mejor que a los solteros. Un estudio realizado entre 100.000 noruegos encontró que los viudos se ubican en segundo lugar en bienestar mental y emocional después de los casados.

Otro estudio encontró que el divorcio es perjudicial para la salud mental femenina. Las divorciadas reportan una mayor tasa de aumento en la depresión y la hostilidad, y una mayor disminución de la autoestima, el crecimiento personal, la aceptación de sí mismas, y el dominio del medio ambiente que los hombres divorciados.

Más riqueza

Las parejas casadas se jubilan con más recursos y son menos propensas a caer en la pobreza. Las parejas se benefician de las ganancias más altas creadas por ascensos en el trabajo, un estilo de vida que por lo general alienta el ahorro, la ayuda de la pareja en la contención de los gastos por impulso, y los costos reducidos de una vida compartida.

En Suecia, los hombres casados experimentan un mayor incremento de sus ingresos que los solteros, tal vez porque los casados son mejores trabajadores que los otros: tienden a llevar vidas más estables, tienen menores tasas de ausentismo laboral, y menos probabilidad de renunciar a su empleo que los solteros. Los casados también producen más que sus colegas solteros.

La situación financiera de las viudas es mejor que la de las divorciadas, y las madres solteras enfrentan los mayores desafíos financieros.

Mejores relaciones íntimas

Un estudio realizado en los Estados Unidos, concluyó que las personas casadas tienen más y mejores relaciones sexuales que los solteros. Ellos… disfrutan más, física y emocionalmente, que sus contrapartes no casadas. Y mientras los que viven en unión libre tienen más sexo que las parejas casadas, no necesariamente disfrutan más. El matrimonio también es bueno para el libido. La familiaridad del matrimonio no amortigua la pasión sino que la facilita. Para los casados las relaciones sexuales son más probables porque es muy fácil “arreglarse”. Pero a los solteros les cuesta mucho tiempo y energía arreglar y acudir a las citas, y a menudo una gran cantidad de dinero.

Alrededor del 42 por ciento de las mujeres casadas entrevistadas en la Encuesta Nacional Sobre el Sexo en los Estados Unidos en 1992 dijo que encontraron el sexo “muy” emocional y físicamente satisfactorio, en comparación con solo el 31 por ciento de las solteras. Cuando uno combina el sexo y la satisfacción, las ventajas del matrimonio son aun más pronunciadas. Entre las casadas hubo casi el doble de probabilidades de tener una vida sexual satisfactoria que entre las divorciadas y las que nunca se casaron. La razón aparente son estos factores: el compromiso y la exclusividad. El esposo y la esposa son más propensos a ver el amor y el sexo como intrínsecamente conectados, a diferencia de las parejas que cohabitan. Aunque la encuesta reveló que el 94,6 por ciento de los que viven en unión libre, y el 98,7 por ciento de las personas casadas espera que su pareja le sea fiel, los casados eran mucho más propensos a serlo.

Los casados disfrutan más del sexo no solo porque su pareja sexual está más disponible y menos distraída, tiene más deseo y es más capaz de complacerse y complacer a su pareja, sino también porque el matrimonio le añade significado al acto sexual… cada vez que una pareja casada tiene relaciones íntimas, puede recordar sus otros promesas matrimoniales: amarse, honrarse, apreciarse y cuidar uno de otro y de sus hijos, hasta que la muerte los separe.

Más vida

Pero, ¿puede el matrimonio hacer una diferencia en la duración de la vida? En realidad, sí. De hecho, literalmente puede salvar su vida.

Los solteros tienen mayores tasas de mortalidad que los casados (50 por ciento más altas entre las mujeres y 250 por ciento más alto entre los hombres). Las mujeres no casadas (divorciadas, viudas y solteras) son mucho más propensas a morir por todas las causas, incluyendo enfermedad coronaria, derrame cerebral, neumonía, cáncer, cirrosis hepática, accidentes de tráfico, asesinato y suicidio.

El hecho de no estar casado puede implicar un mayor riesgo de padecer enfermedades del corazón o cáncer. Las cardiopatías acortan la vida media de un hombre en menos de seis años, pero al no estar casado la acortan en diez años.

En Japón y Holanda los solteros mueren más pronto que los casados. En los países más desarrollados, los hombres de cualquier edad que son solteros, divorciados o viudos tienen el doble de probabilidades de morir que los casados, y las mujeres solteras tienen un riesgo de morir un año y medio antes que las casadas, una tendencia que va en aumento.

Por eso, cuando Juan se jubile al final de una vida profesional más prolongada, va a ser más feliz, más sano y más próspero cuando se encuentre con Pablo y Alejandro en la terraza del club de golf.


Extraído de Signs of the Times.

Los beneficio del matrimonio

por Trafford Fischer
  
Tomado de El Centinela®
de Febrero 2015